La semana pasada recibió el premio al diseñador del año. Vestía chaleco negro de fieltro bordado, de procedencia árabe, pantalón y camisa firmada por él, bastón, y la inseparable bandera de España al cuello. Elio Berhanyer, paciente de los prestigiosos doctores Fernández- Vega, por una mácula ocular -él lo explica diciendo que tiene lo contrario a lo que es la Virgen, inmaculada-, demuestra a sus 85 años que la genialidad también se demuestra en la actitud. Es decano de los diseñadores en activo y está considerado el creador español más importante del siglo XX, a excepción de Cristóbal Balenciaga. Berhanyer también ha hecho ropa de hombre, perfumes y complementos.

-La moda española no despunta como la italiana, francesa o americana. ¿Falta talento?

-No se hace alta costura y un país sin alta costura no interesa a nadie. Ahí está la clave. España tiene un prêt-à-porter estupendo, que fuera no se conoce. A la pasarela Cibeles, (actual Madrid Fashion Week), no viene ningún comprador, es muy triste. Yo estoy acostumbrado a aquellas épocas en las que vendíamos a los grandes almacenes americanos, nos fotografiaba Richard Avedon, el Harper's Baazar... Era un mundo totalmente distinto.

-Nacer en Córdoba, crisol de culturas, ¿ha sido su pasaporte para crear?

-No necesariamente. Nací en Córdoba, en una familia muy pobre y realmente hubiese querido ser arquitecto, pero no pude estudiar.

-Hace arquitectura en tela.

-La moda tiene casi todas las artes incorporadas: el ballet en la pasarela, la pintura y la arquitectura. Yo mismo dibujaba mis estampaciones y luego me las hacían en Italia.

-¿El público lo valora?

-Una mujer bien vestida valora lo que lleva. No solo es el traje. Todo cuenta, los accesorios, los peinados. Yo elegía los bolsos y zapatos de las maniquíes, hasta el rojo de labios. Intervenía en todo para dar una imagen de lo que quería conseguir.

-Su gran amigo Manuel Pertegaz, recientemente fallecido, decía que un ciervo siempre resulta más elegante que un hipopótamo...

-Pertegaz y yo teníamos estilos muy distintos. Él era más afrancesado. El más español era Balenciaga. En realidad, la obra de Balenciaga es como el Museo del Prado, directamente. Balenciaga, Pedro Rodríguez, Pertegaz y yo éramos los cuatro grandes de la alta costura española.

-Balenciaga quiso llevárselo a París, igual que Dior a Pertegaz. Ninguno de los dos se decidió a dejar España.

-No. Tenga en cuenta que nosotros no solo teníamos un imagen en España, también en Estados Unidos. Yo presentaba mis colecciones en el mundo entero: Japón, Miami, Washington, México, Berlín, Londres, Múnich, Lisboa, en todas partes.

-Parece que aquí nadie hizo nada hasta hace cuatro días...

-Entonces sí que existía la marca España. Todo eso se perdió con el fin de la alta costura, por un impuesto terrorífico que nos pusieron en los setenta. Esa es la realidad.

-Fuera de España, nadie sabe que Zara es una marca española.

-Es que es el problema de Cibeles. Por ejemplo, estriba en que no viene nadie a ver las colecciones, no despiertan interés. La moda española no sale al exterior.

-Pero hay un sector de clientas que visten alta costura y compran fuera.

-Sí. Y viajan a París a pagar 50.000 euros por un Dior. A los diseñadores españoles les da miedo la alta costura. Están capacitados para hacerla y no se atreven. Piensan que no va a venderse y están muy equivocados.

-La reina Letizia tiene en Varela a su modista de cabecera. ¿Le parece bien?

-Sobre eso hay varias opiniones. En realidad la visten dos: Felipe Varela y Lorenzo Caprile en grandes ocasiones. A los de Cibeles les gustaría que les hiciese un guiño.

-Lo que se pone la Reina marca tendencia. ¿Le gusta su estilo?

-Es la mujer más fotografiada de España hoy en día, eso es indudable. Yo vestí a doña Sofía y ella siempre elegía cosas muy sencillas.

-De María Zurita, prima de Felipe VI, dice usted, padre de dos varones, que es la hija que no tuvo.

-A María la quiero mucho y le he hecho muchas cosas. La verdad es que echo de menos mis colecciones de Cibeles, y más las de alta costura.

-La Universidad de Córdoba tiene la Cátedra Elio Berhanyer de moda. No es frecuente en España.

-Me gusta estar en contacto con la actualidad. Por eso también suelo ir a desfiles de jóvenes creadores. Cuando yo empezaba solo había dos mujeres famosas en la costura: Chanel y Madame Grès, inventora de los drapeados. Ahora hay más mujeres que hombres.

-¿Volveremos a ver una colección Berhanyer?

-Quién sabe. Estoy relativamente retirado. A lo mejor me animo y vuelvo. Echo de menos el trabajo, pero entre la cátedra, ver desfiles y hacer mil cosas, no paro.

-Y recoger premios, que los tiene absolutamente todos, hasta el Nacional de Diseño.

-En casa tengo baúles llenos.

-Suele llevar un solideo que le identifica con el judaísmo.

-Hoy me lo he dejado. Lo llevo porque es de las tres religiones monoteístas. Solideo significa sol y Dios. Elio, mi nombre, es sol en griego. Los viernes soy árabe, los sábados judío y los domingos cristiano.

-Para que le hablen a usted de diversidad cultural.

-Bueno, todos los andaluces llevamos sangre árabe y romana. Sobre todo árabe.

-Tampoco olvida la bandera de España.

-Siempre la llevo. En Cibeles salía con mi bata blanca y la bandera, porque es mi país y lo adoro. Quiero mucho a España.

-La condesa de Montarco fue su relaciones públicas muchos años. ¿Es una de las más elegantes de España?

-Lo fue. Ahora ya está mayor, como yo. Todos lo estamos.