Se ha salvado por los pelos, pero es que interpretar a Indiana Jones tantas veces imprime carácter. Harrison Ford se comportó como un auténtico héroe de acción el jueves al realizar un arriesgado aterrizaje forzoso con una vieja avioneta en un campo de golf. No es probable que el susto vaya a minar su pasión por las alturas como experimentado piloto desde hace dos décadas. Pero no es el primero. Otro incondicional de los aviones es John Travolta. Y precoz: a los 20 años ya se compró el primero y tras el éxito en 1998 de Pulp fiction se compró un Boeing 707, uno de los primeros reactores comerciales de la historia. Su casa se parece a una terminal con pista incluida con varios aviones en sus hangares. Travolta sufrió algún que otro percance en el que demostró su pericia. También participó en misiones humanitarias, como el terremoto de Haití en 2010.

Clint Eastwood prefiere los helicópteros ("Eres solo un número en el cielo. Nadie te fastidia. Cada avión es solo una identificación") y Angelina Jolie se pone a veces a los mandos de su avión privado desde 2004. Es un monomotor Cirrus SR22 con paracaídas incorporado en el morro. Como era de esperar, Tom Cruise, que no por casualidad saltó a la fama gracias a Top Gun y que es fanático de los deportes de riesgo y de hacer él mismo las secuencias de peligro sin dobles, tiene licencia de piloto. En su legendario P-51 Mustang puso la frase Kiss me, Kate como muestra de su amor por Katie Holmes, aunque es posible que ya la borrase.

Morgan Freeman consiguió su licencia a los 65 años. Pilota un bimotor a pistón Cessna 414 y un jet Sino Swearingen SJ30. La supermodelo brasileña Giselle Bundchen tiene licencia desde 2009. Otro actor, Kurt Russell, lleva veinte años volando y es dueño de un monomotor turboprop Socata TBM-700.

Hilary Swank tomó clases para trabajar en la película Amelia, una biografía de la mítica pionera Amelia Earhart. Por cuestión de seguridad no pudo volar sola, pero cuando acabó el rodaje se desquitó terminando el curso de piloto.

Si volvemos la vista atrás, hay que recordar a una leyenda del Hollywood clásico, James Stewart, quien realizó veinte misiones como piloto de bombarderos sobre Alemania, y gracias a su coraje y pericia llegó a ser coronel. De hecho, estuvo en servicio hasta 1968 como brigadier general de reserva.

Hay estrellas que prefieren volar y otras que eligen correr sobre el asfalto. Algunas, con resultados fatídicos como James Dean. Muchos años después, Paul Walker, conocido por la saga de Fast & Furious, también sufrió una última carrera de resultados letales. Decía el audaz Steve McQueen (1930-1980) que correr "es como la vida, lo que ocurre antes o después es una simple espera".