El guionista y cómico Ángel Martín (Barcelona, 1977) saltó a la fama con el programa Sé lo que hicisteis? . Lleva varios años actuando a dúo con el también humorista Ricardo Castella. Este sábado llegan al teatro Colón de A Coruña a las 21.30 horas con la obra Love Pain Love, en la que entre ambos interpretan a todos los personajes de una comedia musical romántica ambientada en Estados Unidos.

-El suyo es un argumento poco habitual. ¿Va dirigido a gente que no suele ir al teatro?

-Hacemos una película para teatro en la que hacemos nosotros la música, los personajes, las canciones? La gente que viene a vernos lo hace porque ya conoce el formato, le gustó y repite, o porque le llama la atención.

-¿Pero el público es el mismo que va a ver obras clásicas?

-Si viene gente a la que le guste Hamlet esperando una obra clásica, se va a llevar una decepción. Si viene a ver monólogos, también tiene que resetear la cabeza, porque esto no tiene nada que ver con eso. Es un formato distinto. La gente viene a ver qué es lo que han montado estos dos canallas.

-¿Cómo es el formato?

-Tal cual como una película. Solo que en vez de tener mil actores y que la banda sonora esté en un CD, nosotros hacemos todos los personajes, tocamos y cantamos. Pero hay presentación de personajes, desarrollo, giros... No es que primero haga un monólogo uno, luego otro, y cantemos una canción juntos. En nuestra anterior obra, Nunca es tarde, hacíamos dos capítulos de una serie de televisión.

-¿A cuántos personajes diferentes interpretan?

-No me he puesto a contarlos, pero creo que son unos quince.

-¿No es difícil que el público se confunda, a pesar de la caracterización?

-Cuando viene a vernos a nosotros, no viene a sentarse cómodo, a ver un monólogo en el que se lo das todo masticado. Tiene que hacer un ejercicio y un esfuerzo imaginativo como al leer un libro. Creamos una pequeña ayuda para que distingas a los personajes, pero hay que usar el cerebro y trabajar un poquito. La gente tiene que hacer su esfuerzo e imaginar.

-¿Llevan series y películas al escenario porque el público español se ha desacostumbrado del teatro?

-No, lo hacemos porque es más barato que hacer la película. Hacemos una preview teatral primero, y si a la gente le gusta, cogemos las críticas de internet, nos vamos a Hollywood y decimos: 'Mira, deberíais ir cogiendo el teléfono y llamando a Penélope Cruz y a Bardem y tal para hacer la película'. Que nuestra biografía salga en los libros de historia de Hollywood.

-¿Por qué una película romántica?

-Cuando escribimos, tratamos de que haya una idea muy universal con la que cualquiera se pueda identificar, para poder conectar más. En Nunca es tarde la idea era dejarlo todo para hacer realidad un sueño. ¿Quién no ha estado en el trabajo preguntándose por qué no lo mando todo a la mierda y me voy en bici a Mongolia? Y aquí es el amor. Es un ciclo por el que todos pasamos: todos nos enamoramos, pasamos nuestro duelo y nuestro rato de dolor cuando el amor se acaba, y enseguida retomamos el círculo. Es muy sencillo identificarse con personajes que tienen historias de amor que no funcionan, que se ilusionan y se llevan chascos.

-¿Por qué decidieron incluir música en directo?

-Nos gusta demostrar que tenemos una falta de talento en tantos ámbitos... Era una pena no intentarlo. No, nos apetecía hacer un musical, y todos tienen música en directo. Nosotros lo que no teníamos era dinero para contratar una banda buena. Decidimos que, para economizar, seríamos músicos y compositores: ese no fue un acto de chulería, fue un acto de necesidad. Y esto tiene muchos riesgos: nos gustan mucho los musicales buenos, pero eso no significa que los sepamos hacer.

-La obra está ambientada en Estados Unidos, pero, ¿hay algún guiño a España?

-No, no. Toda la acción transcurre en Nueva York y un pueblo norteamericano llamado Okefenokee, que también es real. Si te refieres a un guiño rollo Ana Obregón, Belén Esteban y tal, la respuesta es rotundamente no.

-Al repartirse los personajes, ¿cómo decidieron a quién le tocaba hacer de la mujer?

-Ricardo hace de chica porque tiene menos premios que yo. También por físico: es más elegante, más sutil y más felino.

-Los dos son guionistas, ¿la relación también es desigual?

-No, ahí vamos al 50%. Cuando eres guionista, lo que no le hace gracia a uno no se puede poner en la obra. U os hace gracia a los dos, o no tiene sentido, porque vais a estar los dos actuando.

-En el anterior espectáculo actuaron ante 150.000 personas. ¿A qué aspiran con este?

-Con Nunca es tarde estuvimos tres años y dio la impresión de que habíamos cerrado un ciclo. Cuando eres guionista, director y productor, o la obra te aporta algo o la obra lleva varias funciones sin crecer y te propones hacer otra historia. Esta lleva pocas funciones, si aguanta tanto o más sería ideal. Pero no hay una meta.

-¿A qué se refiere con que la obra crece?

-El teatro te permite ajustar la obra a medida que vas viendo cómo reacciona la gente. Y se tarda mucho en ajustarla. Durante el primer año, especialmente, la obra está todo el tiempo cambiando. Corriges escenas, algunos personajes mueren después de una función? Es complicado saber cuándo una obra está cerrada. En cine enlatas la obra y si no se ríen donde crees que se deberían reír ya estás jodido porque te has gastado mucho dinero. En teatro, si una broma no funciona, llegas a casa, te sientas, y buscas una mejor.