José Cancela, nacido en Alemania de padres arteixanos, descubrió la música tocando la gaita en los veranos que pasaba en Galicia. Ahora, asentado en los Estados Unidos y convertido en compositor de bandas sonoras para películas y programas deportivos, acaba de conseguir el pasado mes de abril su cuarto Emmy por su participación en proyectos audiovisuales.

-Estudió en el Berklee College of Music, de Boston. ¿Ya quería ser compositor?

-¡No, no! La historia es más complicada. Originalmente quería ser músico de gira. Y lo fui con Carlos Vives, David Bisbal, los Backstreet Boys, Cristina Aguilera? Pero en 2003 me preguntaron si me interesaría hacer una banda sonora y me encantó. Ahora que soy papá, puedo tener una vida familiar más tranquila que estando de gira ocho meses al año.

-Ha trabajado con diversos deportes, hockey, UFC, boxeo. ¿Tiene preferencia por alguno?

-El pugilismo es mi favorito. En él veo un campo de muchas emociones diferentes. Como compositor, puedo destacar algunas y no enfocarme en algunas. Me da oportunidad de ser, musicalmente, más flexible.

-Musicó el Combate del Siglo

-Nos dijeron que querían música que fuera no tanto emocional sino épica, heroica, como diciendo: 'aquí vienen los gallos más bravos'. Como referencia nos dieron a Wagner y la música de La Guerra de las Galaxias, algo que fuera brillante y épico.

-Ya le había puesto música a peleas de esos luchadores. ¿Buscó reflejar su evolución?

-Sí, sí. Normalmente nos dan un dossier de los luchadores. Cuáles han sido sus ganancias, cuál fue el último combate, si han perdido o han ganado, qué dificultades han tenido, qué dificultades personales están teniendo. Todo eso influye en la clase, en el tono de la música.

-¿Cómo es el equipo humano con el que trabaja?

-Trabajo con mi mujer. La conocí en la Berkley College of Music, en 1994, de hecho fue la primera americana que conocí. Trabajamos juntos y encajamos muy, muy bien. Ella es clarinetista, tiene un muy buen sentido para escribir una melodía. Yo, con un instrumento de armonía, el piano, me dedico a la cadencia y el ritmo. Nos compaginamos muy bien.

-¿El papel que se le da a la música en Estados Unidos y en España es distinto?

-Sí. Allí la música es vista como el elemento que crea la emoción. Sea para televisión, para películas, para promoción, para un anuncio publicitario, se le da un gran respeto y es muy buscada una persona que sepa interpretar la emoción correcta ante cualquier clase de imagen.

-Ha musicado tanto películas de terror como una comedia de instituto. ¿Se adapta a cualquier proyecto?

-Yo tengo la fortuna de que me han ofrecido cosas de campos diferentes y hemos podido presentar bandas sonoras adecuadas para ellos. Somos muy buenos en alejarnos con la música cuando hay diálogo, hacerla más transparente para que no entre en conflicto con la voz, y después volver a subir el volumen para buscar esa emoción.

-¿Hay que ser cinéfilo y amar el deporte para musicalizarlos correctamente o se puede hacer de forma puramente intelectual?

-Definitivamente lo segundo. El compositor se enfoca a una serie de imágenes, e intenta interpretar la emoción musical. Para el compositor de cine y televisión, lo más importante es captar la emoción lo más ajustadamente posible.

-¿Ha tenido la oportunidad de trabajar en España?

-No hasta el momento. Pero actualmente estamos hablando con varios directores y productores aquí en España, para hacer las bandas sonoras para series, películas, largometraje, y también deportes.

-¿Por puro negocio o por ligazón emocional?

-Hay un interés personal, el de volver a mi patria y ayudar con la sabiduría y veteranía que tengo en el campo. Hemos creado un grupo de profesionales del mundo audiovisual, The Lux Auditory 18, y estamos teniendo reuniones en España para aportar servicios creativos.

-¿Cómo está cambiando el mundo de las bandas sonoras?

-En los últimos años ha surgido una ola de bandas sonoras híbridas, con un poquito de orquesta y mucha, mucha electrónica. Está cambiando completamente la cara de la banda sonora. Un sintetizador bien programado puede reflejar las emociones, los matices que puede reflejar una orquesta. Estamos en ese punto. La banda sonora de la película La red social fue la que abrió ese campo, que ya se trabaja en Estados Unidos, aunque en Europa no se da mucho.

-¿Pero se consigue exactamente el mismo sonido que con una orquesta?

-No va a sonar como una orquesta. Pero va a tener el mismo impacto emocional, que es lo que busca el director.

-¿La música siempre ha de estar al servicio de la historia?

-Definitivamente. Mucha gente lo ve al revés y en esos casos la música se hace más fuerte que la película. Creo que es un fallo.

-¿Su mujer y usted tienen algún proyecto entre manos?

-En este momento estamos trabajando la música para un documental acerca del autismo, que es un tema muy personal para nosotros pues nuestro hijo tiene ciertas tendencias autísticas. Se trata de un tema que hemos presentado, que estamos produciendo y del que también estamos haciendo la música. Sentimos que hay muy poca información sobre esto y que la gente necesita tener más datos para afrontar esta epidemia, que cada día se está haciendo más grande mundialmente.

-Y precisamente la música forma parte de terapias para tratar el autismo.

-Sí, efectivamente.