El nombramiento del exministro Wert como embajador en la OCDE es corrupción. Fue un nombramiento legal, pero corrompido. Se hizo respetando todos los procedimientos legales: propuesta de Exteriores, informe de Economía y acuerdo del Consejo; pero es una decisión corrupta porque hace pedazos los objetivos propios de las normas, que vienen a utilizarse en fraude de ley. Lo mismo que ciertos nombramientos de senadores. Porque teniendo estos nombramientos como objetivo propio la representación de los ciudadanos en la Cámara Alta, se manipula la ley para conseguir objetivos de beneficio personal, de premio a determinadas personas o para arreglar contradicciones partidarias. Es decir, se abusa del poder mediante la función pública para beneficio individual y/ o privado. Y esto es corrupción por muy legal que sea o aparente ser. Esta suerte de corrupción legal está aflorando con fuerza en el ámbito del poder judicial. Y digo aflorando, porque producirse, se venía produciendo desde tiempo ha: desde que se corrompen los fines de los procedimientos para el nombramiento de cargos del poder judicial o del ejercicio de la jurisdicción misma. Colocar a jueces afines en cargos de gobierno de la Justicia o en tribunales que, desde mucho antes, se sabe que van a entender de este o el otro caso, es corrupción porque utiliza torticeramente la ley y la norma y lo hacen con interés de parte. Por eso siembra tanta inquietud y alarma social saber ya quién va a juzgar asuntos de capital importancia social y política como el caso Bárcenas o la trama Gürtel y cómo los magistrados que lo harán son quienes son y han llegado como han llegado. Como a la espera de la pieza en un camuflado puesto de caza.

Lo peor y más dañino de la corrupción política son precisamente estas prácticas, realizadas con tanto descaro e hipócritamente tramadas bajo el amparo torpe y espurio de una ley o de unas normas torticeramente entendidas y aplicadas. Esto sí hace pedazos el sistema, hiere la moral de la ciudadanía y convierte en estafa y papel mojado la tan cacareada lucha contra la corrupción. Depurar estas prácticas implica depurar a quienes las practican y para eso debieran estar las elecciones. A ver.