El uso del teléfono móvil al volante se ha convertido ya en la primera causa de muerte por distracción en las carreteras españolas, según sostienen los expertos en seguridad vial. El caso del infortunado madrileño que murió arrollado por otro vehículo el pasado sábado cuando trataba de salvar su teléfono móvil, que se le había caído del coche cuando circulaba por la autovía del Cantábrico, a la altura de La Franca (Ribadedeva), ha puesto sobre el tapete los riesgos que se asumen por el uso de un aparato adictivo e imprescindible en el día a día.

La costumbre de actualizar constantemente las redes sociales o comprobar si se ha recibido un mensaje también se ha trasladado al momento en el que se viaja por carretera. "Con la inclusión del manos libres habían bajado este tipo de distracciones al volante, pero ahora se han añadido el WhatsApp y las demás redes de mensajería", alerta Mario Arnaldo, presidente de la Asociación Europea de Automovilistas (AEA).

Ante esta arriesgada actitud al volante, Arnaldo apuesta por otra manera de encarar el problema: "No se puede solucionar solo con multas, sino con más pedagogía y didáctica". Las sanciones que castigan esta práctica suponen un importe medio de 200 euros y la retirada de tres puntos del carné.

El caso del conductor arrollado el pasado sábado por recoger su móvil ha impactado a los expertos. "No hay casos hasta la fecha de tanta temeridad", afirma Raimundo García Cuesta, presidente de la Asociación Española de Accidentología Vial. "La Dirección General de Tráfico debe seguir trabajando para concienciar a los usuarios de que no utilicen el teléfono. Se está arriesgando la vida por algo prescindible", opina García Cuesta.

El uso constante de las nuevas tecnologías continúa más allá de este medio de transporte, con comportamientos que en algunas situaciones pueden llegar a considerarse de carácter adictivo. "La dependencia extrema de los móviles se parece al mono", asegura José Díaz, catedrático de Psicometría. "Hay personas que te dicen que les sería impensable estar un día sin él", añade. "Hay que informar, y en casos extremos acudir a un profesional", recomienda.

Este tipo de conducta puede explicarse por la reciente aparición de estos dispositivos. "Han entrado en tromba en nuestras vidas y nos han pillado desprevenidos biológica, psicológica y socialmente hablando", asegura el sociólogo Arsenio Valbuena. "Normalmente transcurren veinte años entre que se producen los cambios materiales y tienen lugar los correspondientes cambios en el comportamiento social. En este caso son tan vertiginosos y constantes que es imposible adaptarse, por lo que hay que adelantarse a esas transformaciones". Una irrupción, que según Valbuena, también ha afectado a las relaciones personales: "Con los móviles se están apagando las interacciones cara a cara".

Para el psiquiatra Pedro Trabajo tampoco debe crearse una gran alarma social, pero destaca que "cada nuevo avance lleva aparejada su némesis". Además, explica que a partir del teléfono, se pueden desarrollar otro tipo de adicciones, como la del sexo o el juego, con aplicaciones que facilitan el acceso a estos contenidos.