Cuando la crisis en España se hizo evidente e innegable es cuando se dice que estalló, pero las patologías de nuestra economía, con sus peculiaridades, estaban en la entraña misma de nuestra aparente prosperidad, que era una especie de anemia florida de nuestros sistema productivo: el niño parece hermoso y robusto pero su sangre es pobre en hemoglobina, la proteína que asegura el transporte vital del oxígeno a todo el cuerpo. Esto era tan así que todo el mundo coincidió en que en la salida de la crisis, para recuperar realmente nuestra salud económica, era preciso asegurar el cambio radical de nuestro sistema productivo porque, en caso contrario, cualquier dato positivo no iría más allá de una mejora aparente, esa mejora de la muerte que experimentan algunos enfermos terminales. Pues bien, nuestros mandarines parecen trabajar exclusivamente a favor de esas mejoras puramente aparentes, olvidando aquellos cambios en el modelo productivo que ellos mismos admitían y cacareaban como imprescindibles. Lo hacen, seguramente, por sus urgencias electorales que los arrastran a la necesidad de presentar resultados, aunque sean falsos o estén trucados, al mismo tiempo que satisfacen sus querencias ideológicas, que parten del evangélico anuncio de que "pobres los habrá siempre entre vosotros" y, en consecuencia, se aplican a garantizar el despilfarro en perfumes de los ricos, que son los suyos: mentores y señores. La verdad es que tanta reducción del déficit solo ha servido para castigar a los ciudadanos limitando el gasto público que cubría sus necesidades y garantizaba derechos fundamentales para la vida, pero no ha servido en absoluto para frenar y menos disminuir la deuda, que alcanza ya prácticamente el 100% de nuestro PIB, mientras se confía la aparente recuperación a la de las burbujas que nos llevaron a nuestro peculiar desastre económico, como la del ladrillo, por ejemplo. Es decir, de cambio de modelo productivo, nada. En resumen: el hermoso, rollizo y orondo niño de la recuperación y del crecimiento que el Gobierno nos está presentado y vendiendo padece, en realidad, una anemia florida que lo lleva directamente a la tumba. La agonía comenzará en 2016.