Los Presupuestos Generales del Estado para 2016, que se están tramitando en las Cortes, nunca se aplicarán substancialmente. Si Rajoy llega a gobernar, será el primero en tirarlos a la papelera igual que hizo con su programa electoral anterior y por las mismas razones: porque no hay más remedio. Estos presupuestos no son para ordenar las cuentas del Estado en el próximo año, sino que están hechos para utilizar como arma electoral con el fin de no ser desalojado del poder, llevándose al huerto a los electores. Por eso tendrá que tirarlos. Serán una ley pero ¿qué ley no puede cambiarse por la vía rápida si se está cambiando así la Ley del Tribunal Constitucional y, en su día, se cambió la propia Constitución? Y si Rajoy no entra en la Moncloa, ¿quién va a asumir unos presupuestos que no presuponen lo que tendrían que presuponer? Tomemos nota: tras las elecciones tendremos que apretarnos el cinturón mucho más de lo que ahora parece que nos lo aflojan.

Como respuesta a las elecciones municipales y autonómicas que le hicieron perder mucho poder, Rajoy decidió que el fallo estaba en la comunicación y decidió salir a la calle, hablar con la prensa un día sí y otro también y no parar de repetir dos cosas: que estamos saliendo de la crisis, lo que pronto los españoles todos van a notar aunque ahora mismo no lo vean ni hartos de vino y que las cosas van bien, pero solo llegarán a buen puerto si él vuelve a gobernar y, si no, no. Visto el mensaje, comprobamos que se trata de otra suerte de presupuesto, ya que nada constata ni puede constatar como un hecho, sino que todo lo presupone. De momento solo se puede constatar que, no es que nadie saliera de la crisis, sino que gracias a la crisis aumentó el número de millonarios, aumentaron los millones de los millonarios que ya había y que siguen siendo unos pocos, al mismo tiempo que aumentó muchísimo más el número de pobres y la pobreza de los que ya lo eran, que cada vez son más. Esto es lo que hay, lo demás son presupuestos.

Quiere esto decir que para Mariano Rajoy y su troupe, en el fondo, presupuesto y presuposición viene a ser la misma cosa, como lo mismo está siendo presupuestar que presuponer. Es decir, que como nos descuidemos, nos llevan al huerto. Otra vez.