"Mi familia se fue a Turquía y Líbano y viven de alquiler, allí están más tranquilos". Fawzi Dib, recién jubilado, llegó a Galicia a finales de los 60 para estudiar Medicina, profesión que ejerció en el Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña hasta hace poco. "Fuimos unos privilegiados, con mi mujer, también doctora, de Lugo, con los compañeros de trabajo, la gente gallega que nos acogió siempre de maravilla. Esto es un paraíso, yo he sido muy feliz, pero me duelen los míos y lloro a diario cada vez que veo en las noticias cómo está la gente de mi país", cuenta

Fawzi, con dos hijas que viven en

A Coruña y Santiago. En cuanto a la tragedia de los refugiados, Fawzi afirma que no es la solución. "Europa ayuda a dar refugio, y agradecemos la solidaridad, pero eso no arregla el problema porque no son miles, son millones. Solo en Turquía ya hay dos millones de sirios que han salido, sin contar el resto de países y los que salen ahora. Es una zona muy difícil de arreglar. Con

la ayuda le quitas el sufrimiento a 20.000 refugiados, ¿y el resto? Tampoco sé cómo se llegó a este extremo. Damasco vive rodeado por el Ejército. Es un país policíaco, todo el mundo está controlado. ¿Sabes? Hay 18 tipos distintos de policías secretos", expresa este sirio asentado en A Coruña.

Parte de sus hermanos lograron marcharse pero a uno de ellos "lo mataron". "Uno de mis hermanos está en Estados Unidos y tiene un piso en Irán. Mi hermano de Siria, de 47 años y cuatro hijos pequeños, estaba preparando el pasaporte para ir al piso de Irán de mi otro hermano. Una noche lo fueron a buscar a casa y sin mediar palabra lo detuvieron. Me llamó mi madre para ver si podíamos hacer algo pero ya no hubo tiempo, lo mataron. Todavía hoy no sabemos las razones", expresa el doctor Dib. "Recuerdo que hubo muchas matanzas, antes de esta ola de emigración, que es por necesidad de estar a salvo. Fuimos por última vez, de vacaciones, en 2009-2010, y la gente de allí ya nos decía que había mucha opresión", añade Fawzi.