Una alcaldesa que tiene que volver a casa al darse cuenta en el colegio electoral de que había perdido el DNI, un grupo de discapacitados quejándose de que los votos de sus sobres estaban "equivocados" y un alcalde presidente de mesa "por sorpresa" son algunas de las anécdotas vividas en la jornada de votaciones de ayer.

Los propios políticos protagonizaron algunas de ellas, empezando por la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, que hizo esperar más de lo normal a los periodistas citados ayer en el Centro Cívico La Sedeta de Barcelona.

Cuando Colau fue a buscar su DNI en el bolso no logró dar con él, así que tuvo que dar media vuelta y volver a casa a coger el pasaporte, con lo que consiguió depositar su papeleta en la urna.

También en Barcelona, el expresidente de la Generalitat Jordi Pujol provocó más de una sonrisa entre los votantes del colegio Casal d'Avis, que comentaron cómo el político imputado, en la actualidad apartado de la vida pública, se reencontraba con un vecino y dirigente de Unió, Manuel Silva, que ayer ejerció de apoderado.

Otro alcalde, el de Zaragoza, Pedro Santisteve, confesó a los periodistas que le tocó con "dos vecinas estupendas" en la mesa electoral que ayer presidía y que dejó sorprendido a más de un elector de la capital aragonesa.

Santisteve estaba puntual en su colegio a las ocho de la mañana, lo que no ocurrió en una de las mesas del colegio Vara del Rey de Sant Antoni de Portmany, en Ibiza, donde no aparecieron ni el presidente ni los dos vocales, como tampoco sus suplentes. Ante esta situación, los tres vecinos del barrio que aparecieron en primer lugar para ejercer su derecho al voto debieron de renegar del refrán a quien madruga, Dios le ayuda y tuvieron que ejercer de presidente y vocales a la fuerza.

A punto estuvo de no ocupar su puesto de vocal un ciudadano de Badajoz que acudió al colegio sin su credencial porque, según dijo, se la "comió" el sábado su hija, aunque finalmente la Junta Electoral envió un documento acreditativo.

Más revuelo se formó en el colegio San Pedro de Guadalajara. Allí, un grupo de cinco residentes del Centro de Atención a Personas con Discapacidad Física rompieron sus sobres electorales, con ayuda de la Policía Local, tras quejarse de que no querían votar al partido que contenían.

Esta situación causó indignación entre los apoderados de todos los partidos, en especial de Podemos y Ciudadanos, aunque no aclararon si denunciarán los hechos ante la Junta Electoral.

Otros dos colegios del país fueron ayer noticia por el contrario, por ejemplo de integración, concretamente uno de Logroño y otro de A Coruña, en los que tres discapacitados auditivos ejercieron de presidentes y vocales de mesas asistidos por intérpretes puestos a disposición por la Administración, en un caso, y de forma voluntaria, en otro.

Un interventor de Podemos fue el protagonista de otra anécdota de la jornada, cuando se negó a dar la mano al ministro de Educación, Íñigo Méndez de Vigo, que votó en la sede de su Ministerio en Madrid y le reprochó el gesto con un: "La educación es muy importante, amigo".

Aunque los colegios estuvieron abiertos hasta las ocho de la tarde, en el municipio riojano de Vilarroya hizo falta tan solo un minuto para que votaran todos sus habitantes. Los seis vecinos del pueblo cerraron el colegio electoral a las nueve y un minuto de la mañana y se dividieron en dos bandos a partes iguales: los tres que constituían la mesa y los tres que acudían como ciudadanos rasos. En su recuerdo quedaban las pasadas elecciones autonómicas de mayo, cuando la localidad contaba con tres vecinos más, que han fallecido en los últimos meses.