Si los niños de San Ildefonso tuvieran que cantar el "premio" que se llevó Hacienda en el sorteo de ayer se desgañitarían. "¡Quinientos cincuenta milloneees de eeeuros!". Ese es el auténtico Gordo de Navidad por el que nadie brinda, aunque toque a todos.

El Ministerio de Hacienda, del que depende la sociedad pública Loterías y Apuestas del Estado, siempre gana. Hay que tener en cuenta que el 70% de la recaudación potencial del sorteo se destina a premios, por lo que queda un 30% para las arcas del Estado. Si se vendieran todos los décimos, la recaudación se elevaría a 3.200 millones de euros, de los que 2.240 se destinan a premios. La diferencia son 960 millones de euros. No obstante no llegan a venderse todos los décimos. Según los datos provisionales facilitados por Loterías y Apuestas del Estado la recaudación del sorteo de Navidad de este año se elevó a 2.584 millones de euros. Teniendo en cuenta la dotación en premios (2.240 millones) lo que se embolsa el Estado son 344 millones de euros, aunque de ahí también hay que descontar gastos de gestión y administración.

El porcentaje libre de premios es el primer mordisco de Hacienda y generalmente el más cuantioso. A él se añade desde 2013 el gravamen del 20% que se aplica sobre todos aquellos premios que sean superiores a 2.500 euros. Si todos los agraciados con el primer premio, el segundo, el tercero, los cuartos y los quintos cobran, el departamento que dirige Cristóbal Montoro recauda 188 millones más. Sumados a los 344 millones del anterior capítulo la cuantía a favor de Hacienda ya se eleva a 532 millones.

También hay que contabilizar los billetes agraciados que sus compradores pierden o todos aquellos que no se cobran por desinterés u olvido. El plazo para reclamar el premio es de tres meses y pasado ese tiempo va para Hacienda. En 2013 no se cobraron décimos agraciados valorados en 11,5 millones de euros.

Y la suma sigue. Los décimos que las administraciones no venden son devueltos a Loterías y Apuestas del Estado. Si luego son premiados es dinero que se ahorra Hacienda. En el sorteo de ayer 24 décimos del Gordo fueron devueltos, lo que equivale a 9,6 millones.

La suma que recauda Hacienda ya supera los 550 millones de euros, pero puede crecer. Si un premiado decidiera, después de cobrar, repartir su premio, un tributo adicional entraría en juego, el impuesto sobre sucesiones y donaciones, que tendrá que ser abonado por quien recibe el dinero. Por eso, en el caso de haber distribuido participaciones hay que identificar a cada uno de los ganadores para evitar que luego el reparto sea considerado una donación.

Y otro de los gravámenes a los que podrían tener que enfrentarse los agraciados con el Gordo es el impuesto de Patrimonio. Para que eso fuera así, los bienes de los premiados tendrían que sumar más de 700.000 euros, que es el límite exento de pago, al reunir la cuantía obtenida en el sorteo.

Consejos para los premiados

Acceder al club de los nuevos ricos, aquellos salpicados por una suerte millonaria en el sorteo de la lotería de Navidad implica ciertas precauciones. Ser uno de los agraciados con uno de los premios gordos representa una de las grandes satisfacciones en estas fechas pero habrá quien se pregunte: ¿qué hacer con tanto dinero? Existen muchas opciones pero los psicólogos exigen cierta moderación y control en el gasto. Uno puede comportarse como la mayoría que entra sin invitación en el club de los ricos: empezar por la finca, seguir por la mansión y rematar con el Porsche, el jacuzzi y el ejército de mayordomos. Pero los psicólogos no lo recomiendan, al menos no en primera instancia. "Conviene mantener un nivel de racionalidad bastante elevado", aconseja Miguel Silveira. "A muchos les desequilibra", advierte este especialista que ejerce la psicología clínica y la divulgación.

Se puede disfrutar de las mañanas sin madrugones, un horario sin jefe, una mansión sin hipoteca y sin preocupaciones para llegar a fin de mes pero los expertos del ámbito clínico piden no dejarse llevar por expectativas demasiado irreales, "ni dejar de tener los pies en la tierra", plantea Silveira ante la euforia inicial que acompaña a los grandes premios de Navidad.