La pregunta a la que respondieron afirmativamente el 40% los militantes socialistas (ya que el 50% se abstuvieron) respalda un texto concreto: el acuerdo alcanzado entre el PSOE y Ciudadanos, muy abierto pero hacia la derecha. Tras el fracaso de la investidura de Sánchez será cuando este acuerdo pueda alcanzar cierta virtualidad, pero solo durante el periodo que queda hasta una obligada convocatoria electoral, durante el que se abren dos posibilidades reales. O nuevas elecciones o el acuerdo sirve para posibilitar lo que en el fondo busca, que es la gran coalición entre el PP, el PSOE y Ciudadanos. Si en los primeros días tras la fracasada investidura, el PSOE cierra toda posibilidad de un pacto con Podemos, como es esperable aunque se maree la perdiz un poco, toda la presión recaerá sobre el PP y muy especialmente sobre Mariano Rajoy, que se verá conminado a la retirada cargando con la mochila de la corrupción, como políticamente le corresponde, ofreciendo su excelso sacrificio por la gobernabilidad de España, por la continuidad de la política de austeridad y del "sentido común" y por evitar, con unas nuevas elecciones, "el fracaso de la clase política", es decir, de la olvidada "casta".

Es muy probable que en estos momentos en los círculos más nucleares del poder se estén fraguando ya estrategias y presiones para abrir camino a esta posibilidad, que tendría, en España, un gran apoyo de los mercachifles y de la mayoría mediática, que estos controlan bastante bien, y que, en la Europa de la troika, despertaría verdadero entusiasmo. Habría un Gobierno de gran coalición que haría algunas reformas importantes, incluso constitucionales, y que, más que la regeneración de la política, abordaría la resurrección del bipartidismo imperfecto, sustituyendo el comodín de los nacionalistas de antaño por el de las nuevas generaciones de la derecha: Ciudadanos. Falta saber quien liderará política y formalmente este proceso de un par de meses trepidantes y aquí el Rey vuelve a tener un papel relevante, aunque no independiente. Y si no, pues nuevas elecciones y entonces el acuerdo de marras será papel mojado porque, como es meramente instrumental, ya no servirá para nada.