Gracias a una aplicación para organizar los viajes desde el móvil que, como muchas otras, utiliza Google Maps, es posible seguir la trayectoria de Ed Parsons a lo largo de todo el mundo. La web personal del experto en mapping refleja que lleva recorridos más de 1,6 millones de kilómetros dando a conocer sus beneficios y utilidades pero nunca antes había estado en Galicia. Esta semana ofreció una charla dentro de la I Jornada Atlántica Geoespacial organizada por los investigadores de las universidades de A Coruña y Vigo que coordinan el máster en Geoinformática.

-Una de sus responsabilidades como responsable de la cartografía de Google es explicar los beneficios de la tecnología geoespacial por todo el mundo.

-La idea es medir, cuantificar el mundo que nos rodea gracias a los datos que nos llegan desde satélites o el GPS. Nuestros teléfonos móviles hoy disponen de cámaras de fotos, sensores meteorológicos o GPS y Google piensa cómo utilizar toda esa información que generan los ciudadanos.

-Desde la aparición de Google Earth en 2005 nuestra forma de ver el mundo ha cambiado por completo.

-Así es. La clave es que toda esa información ya existía antes y nosotros la hemos hecho accesible al gran público, no solo para los expertos de agencias gubernamentales como la ESA o la NASA.

-Pero Google también se nutre de la información que obtiene el ciudadano.

-La idea es dar accesibilidad a toda esa información que está dispersa y que otros agentes puedan crear después aplicaciones más específicas utilizando la plataforma de Google, por ejemplo, una app para personas que hacen running.

-Esta universalización del conocimiento ha mejorado nuestra vida diaria pero también ha generado ciertos problemas con la intimidad de las personas, en el caso de Street View, o con gobiernos por discrepancias en cuanto a las fronteras.

-Los problemas son cada vez menos. Cuando aparece una nueva tecnología la gente siempre se asusta pero con el tiempo se vuelve menos problemática y los ciudadanos se acostumbran a ella. Respeto a las fronteras, Google representa el mundo de forma global y es complejo reproducir las fronteras de una única manera. Son algo creado por el hombre y generan diferentes sensibilidades y problemáticas.

-En una entrevista que concedió durante una visita a España en 2009 vaticinó que Google Maps lograría que los mapas en papel ya no fuesen necesarios. ¿Cuál es su visión siete años después?

-No están totalmente muertos, pero casi (risas). El 95% de la gente ya utiliza mapas digitales. Los de papel seguirán siendo utilizados por una minoría que los prefiere, como en el caso de los discos de vinilo. Y los digitales serían el equivalente a Spotify.

-Los mapas de Google han demostrado su utilidad en casos de catástrofes naturales o ambientales.

-Es parte del éxito del mapping. Se democratizan todas las posibilidades que ofrece esta información. En ocasiones lo más rápido es el dato que ofrece un satélite o cualquier ciudadano. Mientras que las agencias gubernamentales tienen que seguir un proceso burocrático para contratar un servicio de monitorización, una persona puede hacer una foto de un vertido en el mar con su móvil y georreferenciarlo.

-Y quién tiene en último término el poder, ¿Google o el ciudadano?

-Los ciudadanos, siempre. Google es el espejo del poder que tiene el ciudadano y que nos da a nosotros.

-¿Cuánta gente trabaja en el área de cartografía de Google?

-No puedo decirlo, pero mucha gente (sonríe).

-Usted visita universidades de todo el mundo para ofrecer conferencias, ¿es una buena forma de captar trabajadores?

-Muy a menudo. Google siempre está buscando nuevas ideas y colaboraciones con gente dispuesta a asumir retos. Nos gustan los estudiantes que tienen una visión disruptiva de las cosas y que piensan en cambiarlas y hacerlas de manera diferente a lo establecido. Ésta es la fórmula para ser punteros.

-Una de las áreas de futuro en la que serán imprescindibles los mapas digitales son los coches sin conductor.

-De momento es un experimento entre muchos otros que tiene Google, pero poco a poco los coches irán consiguiendo una mayor autonomía. A pesar de que la gente ya conduce bastante bien, los coches autónomos pueden ser útiles para que personas mayores o con diferentes discapacidades puedan acceder al transporte. Por ejemplo, una persona de 85 años y problemas de visibilidad.