La ciencia confirma las sospechas de aficionados, jugadores y entrenadores. En el campo de fútbol, el reloj del árbitro no corre igual para pequeños y grandes. Un estudio realizado por el investigador de la Universidade de Vigo Carlos Lago Peñas constata que los colegiados conceden más tiempo extra cuando Madrid o Barcelona van perdiendo contra clubes de menor talla y, sin embargo, lo reducen cuando los modestos podrían recortar la ventaja de aquellos en el marcador.

"Las percepciones de los profesionales metidos en el mundillo se acaban confirmando. Son una fuente muy importante de información y a mí lo que me sorprende es llegar a resultados contrarios a las sospechas de aficionados y entrenadores", destaca Lago, que firma este artículo publicado en la revista Perceptual and Motor Skills junto a Maite Gómez López, de la Universidad Europea de Madrid.

Ambos autores analizaron los 380 partidos de la Liga jugados en la temporada 2014/15. Y las estadísticas no dejan lugar a dudas. "Yo creo francamente que lo hacen de forma inconsciente, pero cuando los árbitros tienen a un lado del campo a Madrid, Barça o Atlético de Madrid y, al otro, a un equipo más pequeño tienen tendencia a favorecer al grande a la hora de concretar faltas, penaltis y tiempo añadido", sostiene Lago.

El estudio demuestra que los colegiados conceden más tiempo extra al final de los 90 minutos reglamentarios cuando los grandes van perdiendo para que puedan darle la vuelta al marcador. Y, en cambio, si van ganando por poco el partido se prolonga menos tiempo. Y el sesgo es mayor cuanta más diferencia existe entre los equipos.

"Hay un doble efecto. Por un lado, la diferencia de tamaño de los clubes y, por otro, el sesgo arbitral a la hora de beneficiar algo más a los equipos locales. Sienten la presión del público, sin embargo, este segundo factor no cuenta cuando uno de los que se enfrentan es un grande", apunta.

El estudio pone como ejemplo un encuentro entre el Real Madrid y el Córdoba, que jugaba en Primera División en la temporada analizada. Si el equipo blanco perdiese en casa por 3, 2 o un solo gol, el árbitro añadiría 342, 311 y 280 segundos, respectivamente. Sin embargo, si los andaluces fuesen por detrás en el Nuevo Arcángel con los mismos goles de diferencia disfrutarían de mucho menos tiempo para remontar: 160, 180 y 200 segundos.

Asimismo, si los madrileños ganasen en el Bernabéu al final de la segunda parte tendrían que jugar 217, 186 y 155 segundos en caso de tener una ventaja de 1, 2 o 3 goles. Al contrario, los cordobeses se verían obligados a defender su portería mucho más tiempo para garantizar su victoria frente a los blancos: 240, 260 y 280 segundos con 1, 2 y 3 goles de ventaja.

Los autores también analizaron la influencia de otros factores en el tiempo extra añadido por el árbitro como la diferencia de goles en el marcador, el nivel de juego de cada equipo, las tarjetas, las sustituciones de jugadores, el promedio de asistencias y las faltas cometidas. Y concluyen que cuanto más elevado sea el número de tarjetas rojas y las faltas cometidas en la segunda parte, más minutos decide sumar el árbitro.

El estudio ratifica las evidencias que ya manejaba la comunidad científica y debería ser tomado en cuenta por el colectivo arbitral. "El colegio y la federación tendrían que empezar a poner sobre la mesa una estrategia para evitar este sesgo que realizan de forma inconsciente. Queda demostrado que existe y deberían hacer lo posible para evitarlo", señala Lago, que también apunta al uso de la tecnología para ayudar en las decisiones.

El investigador gallego apunta además la idea de que la liga no depende de lo que el árbitro decida hacer con su cronómetro, pero sí puede implicar la pérdida de puntos. "Que te ganen en los últimos minutos desquicia al banquillo y la diferencia es enorme a la hora de enfrentarse al siguiente partido en cuestión de dinámicas positivas y negativas. "En el fútbol, hay multitud de pequeñas cosas que definen el éxito o el fracaso. No hay una sola que sea muy importante, sino muchas como esta", añade.

La conclusión del estudio podría extrapolarse a otras competiciones europeas y también a la Liga de Campeones. En el caso de la Eurocopa, el efecto se va diluyendo a media que avanza la competición: "Ningún equipo juega en casa y en semifinales y en la final ya no hay diferencias entre los equipos".

¿Y entre Gales y Portugal? Horas antes del partido, Lago pronostica que no cree que el árbitro vaya a ser relevante: "Gales es una de las sorpresas, pero el equipo luso no es ni peso pesado ni mosca".

Pero en el fútbol "no está todo inventado": "Y afortunadamente nunca conseguiremos explicarlo por completo. La creatividad de un jugador en el uno contra uno, una decisión arbitral injusta o una genialidad pueden ser decisivas. Al más alto nivel, la diferencia entre ganar y perder casi no existe. La clave está en el detalle. El de España fue el penalti de Sergio Ramos. Si lo marca hubiese cambiado todo".