En Marea, dicen, se ha convertido en un "partido instrumental", que viene a ser algo así como una convergencia de plataformas cívicas, organizaciones y partidos pequeños que se constituyen, solo formalmente, en partido para meros fines electorales, porque en el modelo democrático actual o eres un partido o no eres prácticamente nadie. En Marea sería, por tanto, un partido solo para las elecciones y, todo lo más, una coordinadora que, pasados los comicios, gestionaría la actividad institucional de las distintas fuerzas convergentes, que tendrían su vida propia. Los partidos reales serían cada una de las fuerzas coaligadas, que sí responderían, algunas, al modelo de partido legalmente vigente, mientras otras conservarían su entidad como plataformas u organizaciones cívicas. Hay quien dice que esta fórmula podría incurrir en fraude de ley, al presentarse como partido sin realmente serlo, ya que el sistema consagra el monopolio u oligopolio de los partidos en la gestión y control del poder político, partidos que son siempre iniciativa de personas físicas. La ley sí prevé otras fórmulas como las coaliciones o la confederación de partidos, pero estas dejarían fuera a las otras plataformas cívicas u organizaciones sociales, que solo podrían recurrir a la engorrosa y maltratada agrupación de electores para presentarse a los comicios. Pero todo esto es pura disquisición legalista que se utiliza, como siempre, para tapar o escapar de la realidad. Y la realidad es que, si surgen estas iniciativas, se debe al desprestigio creciente de los partidos políticos dominantes y a su divorcio de los intereses y aspiraciones reales de los ciudadanos. Son las cúpulas de los partidos las que se han convertido en una suerte de oligopolio del poder político, donde la competencia es, en el fondo, falsa y se limitan a repartirse el poder, como bien se ve y se vio en el modelo de la eterna alternancia bipartita, al tiempo que los intereses partidarios se alejan cada vez más de los intereses generales de la mayoría de los ciudadanos. Lo que digo es que, si llega a haber en algún momento algún fraude de ley, es porque antes hubo y sigue habiendo frade de democracia y también de ley.