-Estamos en un momento muy complicado, dice, ¿por qué?

-La población no puede continuar creciendo indefinidamente. Ni utilizar indefinidamente las energías fósiles, ni el territorio. Son recursos limitados y hay que tomar decisiones ya.

-¿Prescindir del frigorífico, el aire acondicionado o la nevera?

-Hace cien años no había todo esto. La gente lavaba la ropa a mano, tenía quizá una fresquera y vivía bien. Ahora pensamos que vivimos mejor y si nos dan a escoger nos quedamos con esto. Si a un campesino chino le dan a elegir entre quedarse en su pueblo o ir a una ciudad de diez millones, se va a una ciudad de diez millones.

-Las zona rurales se despueblan y las ciudades son inmensas urbes con graves problemas de transporte y contaminación.

-La previsión es que en el año 2050 el 50% de la población vivirá en ciudades de más de diez millones de habitantes y por tanto a esta gente habrá que llevarles todo, empezando por la comida. Una ciudad de esa magnitud no puede tener huertos para dar de comer a todos y habrá que seguir mandando manzanas desde Chile a Europa.

-Parece absurdo.

-Sí, porque con este transporte estamos lanzando gases a la atmósfera y generando residuos de distinto tipo, pero algún día habrá que parar. Una comida variada implica transporte. Pero sea el uso de la calefacción o del frigorífico, o de la comida, en cada lugar se van a necesitar decisiones diferentes.

-El envejecimiento de la población planteará problemas serios en la sanidad y las pensiones.

-Sí, si seguimos así, seguro, pero yo creo que es inevitable porque lo que queremos es vivir más y vivir mejor. Tenemos una esperanza de vida de 85 años y vemos cáncer y enfermedades degenerativas, pero también hay gente de 90 años que vive muy bien. Es lo que estábamos buscando y, en consecuencia, la población envejece. En España ya ha habido más muertes que nacimientos. Me preocupa cómo vamos a tomar las decisiones entre todos porque mi visión no es la misma que tienen mis hijos. Por otra parte, esto va a permitir estabilizar la población porque empezará a disminuir. En los próximos años la población va a crecer en África y la cuestión migratoria se va a plantear necesariamente porque habrá muchos más jóvenes en los sitios donde tienen menos posibilidades económicas y, en cambio, donde tenemos más posibilidades vamos a necesitar jóvenes que trabajen. Si ponemos murallas por todas partes de aquí no saldremos.

-El transporte urbano es un gran coste de tiempo y energía.

-Vamos a tener que ordenar el territorio mucho mejor. No tiene sentido tener dos coches por familia, por el coste y por las carreteras, que dividen el territorio. El futuro está en el transporte público, compartido aunque sea individual, esencialmente eléctrico y que no contamine.

-Cambiará la vida.

-Ya está cambiando. Los barrios viven un nuevo auge y cada vez habrá menos necesidad de ir lejos a comprar algo. Por ejemplo, ya no hay que desplazarse al banco.

-Estamos hablando de esta sociedad, pero hay otra: más de 700 millones de personas pasan hambre en el mundo, según la FAO.

-Está bajando la cantidad pero hay que seguir haciendo esfuerzos. Una de las cosas por las cuales los países desarrollados tenemos unos niveles de alimentación tan elevados es porque hemos desarrollado tecnologías como la genética, agronómicas, abonos. Los países que pasan hambre es por dos motivos fundamentalmente, porque hay guerras y porque todavía no tienen acceso a nuestro modo de cultivar. Si lo que hacemos es comprar terreno en esos países y exportarles la comida en lugar de facilitarse esa tecnología...

-¿Los transgénicos?

-No son una panacea pero si se utilizan con prudencia, no veo ninguna razón para que no utilizarlos. Ahora, por ejemplo, se permiten para hacer piensos baratos para los animales de los que nos alimentamos. El algodón con que nos vestimos es en gran parte transgénico.

-¿La agricultura ecológica?

-Tiene los mismos estándares de sanidad que el resto de los alimentos que llega al mercado. Me parece bien la decisión de Bruselas, de que coexistan.

-Es un defensor de los huertos en las ciudades.

-Es que es fantástico. En Berlín hay desde el siglo XIX una zona con huertos para los obreros de las fábricas que ahora están amenazados por la presión inmobiliaria, cuando es un tesoro en medio de la ciudad. Permite a los agricultores quedarse en las zonas rurales y equilibra el territorio. No es la solución para ciudades de diez millones de habitantes, pero en la medida en que se pueda es magnífico.

-Aún hay quien niega el cambio climático, Trump entre ellos.

-El Panel Internacional sobre el Cambio Climático, en el que intervienen cientos de investigadores, es absolutamente concluyente: está subiendo la temperatura del planeta y está comprobado que es por la actividad humana pero siempre hay gente que no quiere ver la realidad.

-¿El turismo es una agresión?

-Anuncian ahora vuelos trasatlánticos por 200 euros, ida y vuelta. ¿Qué necesidad tenemos de estar volando tan a menudo por todas partes? Es muy hermoso hacer turismo pero no creo que tenga mucho sentido eso de que entren cien mil aviones cada día, con las emisiones que producen.

-¿Internet?

-El problema es cómo vamos a utilizar la ingente cantidad de datos que están por ahí y que afectan a la vida e intimidad de la gente. Tal como están las cosas, ya no tenemos posibilidad de controlar nuestra intimidad.