Hace menos de un año, una grave crisis económica amenazaba al Ateneo Español de México y su presidenta, Carmen Tagüeña, pedía ayuda públicamente para poder mantener el centro de documentación sobre el exilio más importante del mundo, entonces en peligro por sus menguantes finanzas. Muchas personas podrían estar al frente de esta institución fundamental pero Carmen Tagüeña era, sin duda, una de las más apropiadas. Carmen es hija de dos figuras del exilio español, Manuel Tagüeña, teniente coronel de la República y del ejército soviético, y de la coruñesa Carmen Parga.

Carmen Parga Parada, nacida en A Coruña el 29 de abril de 1914 y fallecida en Ciudad de México el 10 de abril de 2004 a los 89 años, contó en un libro titulado Antes de que sea tarde (1996) la peripecia republicana y el cautiverio que llevó al matrimonio a conocer el exilio en la URSS y países del Este y el desengaño del socialismo real, antes de asentarse definitivamente en México, como tantos otros asilados españoles, y donde hoy continúa su estirpe.

Antes que sea tarde es una crónica personal y literaria, optimista y lúcida, escrita desde un punto de vista femenino y cercano, en la que Carmen Parga hace uso del humor y de una fina ironía gallega incluso en los momentos más terribles. Nada que ver con las memorias de su marido, Manuel Tagüeña (Madrid, 1913-México, 1971), destacado militar republicano que participó en los frentes de Teruel y del Ebro -donde estuvo a las órdenes del gallego Enrique Líster- y autor de Testimonio de dos guerras, en el que cuenta sus vicisitudes en la contienda española y durante la II Guerra Mundial, y en el que está siempre presente, aunque discretamente, su mujer, Carmen.

Nacida en el seno de una familia con inclinaciones políticas -su padre perteneció al Partido Socialista y a la UGT y un tío suyo fue de las Irmandades da Fala- Carmen Parga mostró desde muy joven sus inquietudes sociales, cuando, siendo estudiante de Bachillerato en Ferrol, se sumó a la manifestación obrera que recorrió las calles de la ciudad para festejar el triunfo de la República en las elecciones locales de 1931.

Amante del deporte, estudió Filosofía en la recién estrenada Facultad de la Universidad de Madrid, donde comenzó su labor política en las agrupaciones estudiantiles de izquierda, la FUE (Federación Universitaria Escolar) y el BEOR (Bloque Estudiantil de Oposición Revolucionaria), dirigido por las Juventudes Socialistas, a las que se afilió Carmen Parga.

Entre 1934 y 1936 llevó a cabo una intensa actividad política, tanto en la universidad como fuera de ella. Organizó asambleas, participó en mítines y manifestaciones y, tras la dura represión de la Revolución de Asturias de octubre de 1934, ayudó a los encarcelados y perseguidos, dio clases a obreros en la Universidad Popular y se encargó de la edición de un periódico en la cárcel Modelo.

Con Manuel Tuñón de Lara -el que después sería prestigioso historiador-, representó a los comunistas en el primer comité de enlace con los socialistas.

El alzamiento militar de 1936 le sorprendió en El Escorial reponiéndose de una tuberculosis. Ese mismo año, y antes de obtener el título universitario, se casó con el madrileño Manuel Tagüeña, licenciado en Ciencias Físicas, que ya entonces mandaba un batallón de milicias socialistas en la sierra de Madrid, y posteriormente dirigiría el XXV Cuerpo del Ejército en la batalla del Ebro.

Al terminar la Guerra Civil, emprendió con su marido el camino hacia el exilio. Juntos, salieron de España por los Pirineos en febrero de 1939 y se dirigieron a la ciudad portuaria de Le Havre. Pocos meses después se instalaron en Moscú, donde Tagüeña fue profesor de la Academia Militar Frunze, dedicada a la formación de oficiales y mandos del ejército. Allí nació la primera de las dos hijas del matrimonio. Carmen Parga se dedicó, entre tanto, a dar clases de lengua e Historia de España en una residencia para niños españoles.

Poco después, al estallar la II Guerra Mundial, se trasladaron a Yableika, una zona minera de la URSS donde la familia pasó un año, en el que Carmen se involucró con la comunidad campesina y colaboró en la construcción de una clínica. Un año después se trasladaron a Taskent, capital de Uzbekistán, donde Tagüeña fue jefe de Estado Mayor de una división soviética y Parga siguió dando clases particulares de español.

Tras un nuevo y breve paréntesis en Moscú, al acabar la guerra mundial, en 1946, el matrimonio se trasladó primero a Yugoslavia, a donde su marido fue llamado como asesor del ejército de Tito, y dos años después, a Brno, en Checoslovaquia, donde Tagüeña desarrolló su carrera científica como profesor de Física en la Facultad de Medicina y en la que acabó licenciándose como médico, y Carmen Parga trabajó como profesora de español en la facultad de Filosofía y Letras. Allí tuvo a su segunda hija, Julia.

El paso por la URSS y sus países satélites supuso para ellos el desengaño ante la realidad comunista, cuyo ideario habían admirado tanto ambos. Carmen Parga, crítica con los duros métodos estalinistas, se enfrentó a mandos del PCUS y llegó a ser acusada de indisciplina.

Después de morir Stalin, la familia pudo en 1955, tras numerosos obstáculos, dejar atrás los países del Este y dirigirse a México, el país en el que por fin halló su hogar y donde hoy viven sus dos hijas y sus nietos. Carmen Parga siguió trabajando como profesora en el DF. Dirigió, además, el Molino de Santo Domingo, una serie de talleres para artistas; presidió durante muchos años la agrupación del PSOE y mantuvo una tertulia de mujeres con el nombre de su calle, Las chicas de Barranca.