José Manuel Gómez López dirige el Área de Medicina del Trabajo de Premap Seguridad y Salud. Ha realizado un estudio sobre más de 800.000 trabajadores españoles que ha permitido evaluar su tensión arterial. Galicia es una de las comunidades en las que el índice de hipertensos en edad laboral está por encima de la media.

-¿Cómo está la tensión de los españoles?

-Quienes nos dedicamos a la medicina del trabajo hacemos controles de salud de los trabajadores. Y en esos exámenes incluimos la toma de tensión, porque la hipertensión es un problema importante para la salud. Con los datos de 2015 hemos realizado un análisis, comparándolos con los obtenidos en 2010, para ver un poco cómo evolucionaba ese parámetro en los reconocimientos médicos. Con ese estudio hemos visto que en el año 2015, aproximadamente el 10 por ciento de la población trabajadora de España tienen unos valores de tensión superiores a los que recomienda la Organización Mundial de la Salud.

-¿Y cómo es la de los gallegos?

-En el estudio hemos podido hacer una desagregación por comunidades autónomas. Las hay que tienen niveles de hipertensión inferiores a la media española, como Andalucía, Castilla y León o Madrid. Pero otras lo superan. En esa situación de riesgo están comunidades como Galicia, Castilla-La Mancha, el País Vasco o Baleares.

-¿Y cuál ha sido la evolución respecto a los datos de 2010?

-En 2010 eran peores: la situación ha mejorado. En este análisis hemos tenido en cuenta los sexos y vemos que descienden los hipertensos entre los varones, pero se mantiene el nivel en las mujeres.

-¿Qué riesgos supone para la salud tener la tensión alta?

-Hay dos problemas que todos conocemos: los infartos de miocardio y los ictus. Quizás estos últimos sean los más dramáticos, porque suelen dejar secuelas mayores.

-Al margen de la salud de las personas, estas enfermedades también tienen consecuencias para las empresas.

-Más allá de la persona, es una pérdida de salud en la población trabajadora. Quienes sufren estas situaciones tienen más limitaciones a la hora de reincorporarse a su trabajo, generan un elevado gasto sanitario en el proceso de curación y tratamiento, y pueden sufrir discapacidades o situaciones de dependencia. Al final, el capital humano es un factor muy importante en las empresas. Y quienes padecen estos problemas de salud suelen ser empleados de más edad, gente con más experiencia y formación a la que es más costoso sustituir. En ocasiones, estos infartos o ictus se producen en el centro de trabajo y se consideran accidente laboral, lo que también tiene sus consecuencias económicas.

-¿Cuándo consideramos que la tensión es alta?

-En la sistólica, a partir de 14; en la diastólica, a partir de 9. Se supone que la barrera está en una tensión arterial de 14-9. Por encima estaríamos hablando de hipertensión.

-¿Hay razones genéticas que explican los niveles de tensión?

-Es cierto que existe un factor familiar, que ocurre más en varones que en mujeres y que aumenta con la edad. Pero ahí estamos hablando de factores que no pueden modificarse. En cambio hay otros que sí: tener una actividad sedentaria, problemas de obesidad, el tipo de alimentación. Aunque una persona pueda tener una predisposición a ser hipertenso, eso no le exime de poder tomar medidas para paliarlo.

-¿Y qué debe hacer alguien con tensión alta?

-Una vez que se ha hecho esa primera detección, lo importante es ponerse en manos de un médico de familia, que podrá tomar decisiones tras estudiar los antecedentes familiares, el ritmo de actividad física, si hay consumo de tabaco... Con todo es se realiza una valoración para orientar la estrategia que permita llevar a cabo un control. Entonces se podrá decidir si basta un cambio de hábitos o es necesario recurrir a fármacos, aunque sea para retirarlos posteriormente.

-E introducir una nueva alimentación, más ejercicio...

-... En definitiva, cambiar algunos hábitos no saludables por otros que lo sean. Hemos visto, por ejemplo, que influyen las campañas en las empresas. Una de las grandes ventajas de la medicina del trabajo y los servicios de prevención es la continuidad en el trato con los trabajadores. Se detectan muchos problemas que pueden paliarse con cambios de vida.

-A la postre, los controles médicos en las empresas terminan siendo la única revisión anual que realizan muchas personas...

-Es cierto. Aunque nuestro objetivo es evaluar problemas específicos relacionados con el trabajo, a veces las propias condiciones de salud pueden ser una situación de riesgo, por lo que debemos tener una visión amplia. Dado que son muchas personas las que pasan por las manos de personal sanitario en esos exámenes, debemos tratar de aprovechar al máximo la ocasión para orientar a las personas sobre aquellas cuestiones que sin suponer un gran coste sí pueden tener un incidencia importante en la salud global del país. Un ejemplo es la hipertensión, porque los infartos y los ictus suponen un gasto sanitario muy importante. Un poco de inversión en prevención puede suponer un ahorro, máxime en una población cada vez más envejecida.

-¿Cómo influye el aumento de las edades de jubilación?

-Cuando la gente se moría a los 50 años no había casos de Alzheimer. El envejecimiento de la población hace aparecer determinadas enfermedades. Las que se producen a partir de los 65 años no las vemos, pero el tiempo de vida laboral se prolonga y es probable que aparezcan en el periodo en el que una persona aún está trabajando. Por eso es muy importante anticiparnos y conseguir que los trabajadores lleguen a la edad de jubilación en las mejores condiciones.

-Es un tópico, pero más vale prevenir...

-Los hábitos de vida son muy importantes y está en nuestra mano controlarlos. En ese sentido, los servicios de medicina del trabajo pueden ayudar mucho.