Apasionado. Ramón Gener no concibe que exista nadie capaz de vivir sin la música, sin la literatura o sin la pintura. Con ese convencimiento y una asombrosa capacidad comunicativa, fue capaz de enseñar a amar la ópera a miles de personas de todo el mundo con su programa This is Opera y prepara un nuevo espacio basado también en la música. Su último libro, El amor te hará inmortal, se lo dedicó a su padre, fallecido de alzhéimer en 2013.

-La música y la escritura, ¿le valieron como una suerte de terapia tras la muerte de su padre?

-Realmente me puse a escribir sin saber muy bien lo que iba a hacer y me di cuenta de que escribía sobre la muerte de mi padre. Me sirvió para ordenar los sentimientos que todos tenemos cuando perdemos a alguien; no hablo de la muerte de mi padre porque fuera más importante que otros, sino porque los sentimientos ante la muerte de un ser querido son parecidos para todos.

-¿Qué peso tuvieron sus padres a la hora de despertar en usted esa pasión por la música?

-Mi padre ninguno. Él era un empresario, un hombre hecho a sí mismo, muy práctico y poco dado a temas artísticos. La que llevaba el peso era y es mi madre. Ella fue la cargada de llevarnos a mí y a mis hermanas, en cuanto cumplimos los seis años, al conservatorio porque ella estaba muy frustrada por no haber tenido la educación musical que habría querido y se empeñó en que todos sus hijos la tuvieran.

-¿Le parece buena idea lo que hizo su madre o lo que hacen muchos padres de ser ellos los que decidan apuntar a sus hijos a música sin contar con su opinión?

-Me declaro absolutamente incompetente para responder porque no tengo la menor idea. Cada niño es un mundo. Mis hermanas y yo, por ejemplo, reaccionamos cada uno de manera diferente a los mismos estímulos y al cabo de los años la relación que cada uno tiene con la música es totalmente distinta. No hay una norma general que aplicar; cada niño, cada conservatorio y cada profesor de música es un mundo.

-Es curioso porque tengo entendido que a usted no le gustaba nada eso de ir a clases de música.

-A los 11 años conseguí por fin que me expulsaran del conservatorio. Me declaré en huelga y me negué a tocar hasta que llamaron a mis padres para que me sacaran de allí y fue uno de los días más felices de mi vida. Pero, fíjate qué cosas, con 18 años retomé mis estudios hasta llegar a dedicarme a esto. Mis hermanas en cambio, que se entregaron por completo a sus clases, actualmente no tienen ninguna relación con la música. Al final el que tiene que llegar a la música llega y el que no, por mucho que insistas, no lo hará.

-Su libro puede ayudar a que personas que lean esas historias de grandes compositores se animen a escuchar su música.

-Eso me pasa constantemente; cada día recibo montones de mensajes que me cuentan que estaban leyendo y se fueron a YouTube para poder escuchar su música.

-O lo contrario, vemos un cuadro o escuchamos una música maravillosa y queremos indagar sobre su autor.

-Eso es lo que me pasa a mí y por eso hago este trabajo. Necesito conocer siempre a la persona que hay detrás de una música, cuadro o libro; tengo una curiosidad enfermiza.

-¿Esa pasión la siente también por compositores contemporáneos?

-Sí, con toda la música porque considero que no es ni buena ni mala porque sea de antes o de ahora. Detesto la etiqueta de música clásica y creo que le hacemos un flaco favor al llamarla así, ya que no se corresponde con la realidad. En cada época hay compositores maravillosos y otros nefastos.

-¿Todos aspiramos a ser inmortales?

-Es lo único que merece la pena. Los griegos ya decían que nos morimos cuando ya nadie más nos recuerda. No sabemos quiénes eran nuestros bisabuelos y a mí eso me hace rebelarme; me encantaría que nadie pudiera morir y el libro es justamente para mantener un pequeño trocito de esa memoria.

-¿Qué supuso el programa This is Opera en su carrera?

-Me permitió pasar del nivel local en Cataluña al nivel global. El programa This is Opera se ha visto en 52 países y se siguen añadiendo otros a la lista. Pasé a recibir llamadas de Croacia, China, México, Colombia, Argentina, Australia... me permitió estar en el salón de mucha gente de todo el mundo.

-¿Tuvo libertad total a la hora de decidir el formato?

-Sí, total. Yo siempre tuve la inquietud de hacer un programa que se suponía que era de ópera en el que pudiéramos explicar las cosas a personas que nunca fueron a un teatro pero también a los aficionados.

-¿Y para cuándo el próximo programa de televisión?

-Estamos empezando con un nuevo espacio que tiene mucha música pero no solo es eso; hablaremos también de literatura, pintura, escultura... Va a a ser un programa muy mío porque, de nuevo, lo voy a presentar, dirigir y escribiré los guiones. Esperamos que a finales de año o principios de 2018 se pueda ver, aunque en España aún no sabemos en qué cadena.

-¿Está convencido de que un programa cultural puede ser exitoso en España?

-Para mí es tan natural e imprescindible vivir con estas cosas que me parece impensable que alguien pueda vivir sin ellas. No me cabe en la cabeza que pueda haber gente a la que no le interese la cultura.