El profesor Roberto Valdeón acaba de ser nombrado director general de la Benjamins Translation Library, la colección de monografías de estudios de traducción de mayor prestigio internacional. El año pasado compartió la dirección de forma transitoria con el profesor Yves Gambier (Finlandia), que se jubiló en diciembre, tras once años al frente de la institución. Acreditado como catedrático desde 2013, ha sido evaluador de proyectos para la Agencia de Investigación de Flandes (FWO), la Universidad de Lovaina y el Social Sciences and Humanities Research Council de Canadá.

-¿En qué consistirá su labor?

-La Benjamins Translation Library reúne la colección de monografías de estudios de traducción de mayor prestigio internacional: suma unos 132 títulos en sus 25 años de historia. En el último año he venido trabajando de la mano del profesor Yves Gambier y en adelante mi labor será la de recibir propuestas y comprobar si son de calidad suficiente para superar el proceso de evaluación a través de un comité de expertos. Otras editoriales solo evalúan proyectos, aquí los evaluadores lo hacen sobre el libro completo.

-¿Cómo surgió la oportunidad de ponerse al frente de la publicación?

-Nuestra disciplina es relativamente pequeña y quienes trabajamos en ella a escala internacional nos conocemos. Con Benjamins Translation Library llevo varios años trabajando, aunque en los últimos diez he desarrollado una relación más intensa. Ellos se pusieron en contacto conmigo para decirme si me interesaba ponerme al frente ante la jubilación del profesor Gambier y acepté.

-¿Continuará con la docencia universitaria?

-Sí, tengo concentrada la mayoría de la docencia en el segundo cuatrimestre, así que, a partir de mayo o junio, podré dedicarme de lleno a ello además de a mis obligaciones investigadoras propias.

-Como filólogo, ¿qué futuro le ve al español?

-A pesar de la que se nos viene encima con Trump, en Estados Unidos el español es muy popular. Cuando estuve en la Universidad de Massachusetts era la lengua más popular, con diferencia. Había muchísimos profesores de plantilla y unos 15 o 20 lectores de todo el mundo. En China, adonde voy todos los años un mes, es una de las lenguas más demandadas. Aunque obviamente la primera lengua internacional es el inglés, en la enseñanza, el español se encuentra en expansión.

-Y en investigación científica, ¿qué papel juega?

-En las publicaciones científicas el idioma que manda es el inglés. Hay publicaciones en español, francés y alemán, pero las más importantes son en inglés.

-Luego, los estudios de traducción pasan por un momento dulce.

-En España puede haber una cierta saturación del mercado porque en los ochenta se crearon bastantes departamentos de traducción y se lanzaron varios programas universitarios de traducción. En Estados Unidos o China, sin embargo, ocurre todo lo contrario porque las necesidades de formación llegaron más tarde y se encuentran ahora con las necesidades de España hace 15 años.

-¿Dónde están las primeras promociones de traductores españoles?

-Muchos de nuestros alumnos, por desgracia, han tenido que emigrar. En China, por ejemplo, está aumentando mucho la demanda de español. Allí me encontré a dos alumnos cuando fui en noviembre.

-¿Ha mejorado el nivel de inglés de los españoles?

-Comparado con lo que había es los noventa ha habido una mejora clara, pero tampoco exagerada si nos comparamos con otros países europeos como Holanda o Bélgica, donde no tienes problema en comunicarte en inglés con la cajera del supermercado, entonces vemos que hay diferencias. Probablemente hayamos mejorado respecto a hace veinte años, pero al ser una asignatura que no está en el currículo más allá de la Secundaria y el Bachillerato, luego no se trabaja.

-La Casa Blanca ha eliminado el español de su página web. ¿Sobrevivirá nuestro idioma en EEUU al huracán Trump?

-No tiene buen aspecto tal como se plantean las cosas. Aunque es verdad que estamos muy al principio de su gobierno, la suya es una política totalmente nacionalista y populista que trata de excluir todo lo que no sea de habla inglesa. Parece que le tienen miedo al español como segunda lengua que es. Lo veo negativo. Varios compañeros americanos también me han advertido de su plan para eliminar de todas las agencias gubernamentales todo aquello que financie a las Humanidades. Y eso no solo implica al español. En general creo que resulta negativo. No es solo un rechazo hacia todo lo que no sea inglés, sino que también va contra la globalización actual, que hace necesario no solo hablar dos idiomas, sino tres o cuatro. Esperamos que reine el sentido común en el gabinete de asesores del presidente Trump y que se reconduzca la situación.