Cree que estaba en el lugar más idóneo para recibir este premio: la casa de Ourense, con su madre y sus hermanas. Así fue como Cristina Pato supo que el álbum Sing me home de su grupo, Silk Road Ensemble, con el legendario Yo-Yo Ma, había ganado un Grammy. Y es el segundo. Pero con más espíritu gallego, porque los artistas que forman con la gaitera el proyecto Rústica: Davide Salvado, Roberto Comesaña y Anxo Pintos -que hizo los arreglos de la canción Cabaliño- también están en ese disco. Ha forjado nuevos caminos para la gaita gallega, actuado en grandes escenarios de todo el mundo y lanzado seis discos como gaitera solista y dos como pianista y ahora Cristina Pato, "una virtuosa explosión de energía" -según el New York Times- imparte docencia en Harvard.

-Es la tercera vez que los nominan y el segundo Grammy que ganan. ¿Cómo lo ha vivido estando en su hogar en Galicia?

-Es una alegría enorme. Hace algún tiempo que había tomado la decisión de venir a Ourense por temas familiares y me coincidió aquí. La verdad es que no hay sitio mejor para celebrarlo: con tu madre y tus hermanas. Me hace especial ilusión porque lo puedo compartir con colegas de profesión gallegos y eso es lo que hace de este Grammy de los más especiales. El disco lo hicimos con la idea de compartir nuestro concepto de hogar con el resto del mundo y en cómo suena mi casa Anxo, David y Roberto forman algo muy especial.

-¿Lo siguió mientras se retransmitía la gala?

-Estaba tranquilamente viendo una película con mi madre, en un momento familiar muy bonito y lo fui siguiendo por mensajes, más que en directo. No lo esperábamos y la nominación ya es un premio emocionante; nos quedamos pletóricos.

-¿Cómo llega la versión de la canción gallega Cabaliño a ese disco?

-El disco se llama Sing me home -literalmente, Cántame casa- y cada uno de los miembros del Ensemble decidimos que íbamos a llevar nuestra idea de casa. A mí Cabaliño me emociona porque la descubrí a través de la voz de Davide Salgado, de la que me enamoré hace unos años y por la que hicimos el proyecto Rústica. En las reuniones en EEUU de la formación Silk Road Esemble decidimos que era la que más nos encajaba. El álbum explora la cambiante idea de hogar a través de melodías folk tradicionales u originales interpretadas y con gran variedad de artistas invitados. Los artistas invitados como Anxo, David y Roberto y colaboradores son los auténticos protagonistas, jugando con la metáfora de la inmigración y lo que viene de fuera y de dentro. El disco tiene también sus temas iraníes, sirios, chinos...

-La integración de esas culturas en el crisol norteamericano está más de relieve que nunca con Trump y su nueva ley.

-Celebramos la diversidad y la idea de que somos un colectivo que está abierto a todo el que quiera compartir su cultura y sus valores. Toda esta situación que estamos viviendo ahora en EEUU es algo que no nos acabamos de creer en las organizaciones con las que trabajamos y en nuestra propia agrupación. No es solo increíble a nivel moral, político y diplomático, sino que además nos toca de cerca. El músico clarinetista sirio Kinan Azmeh, que estuvo en Galicia en un festival hace un par de años, no pudo entrar hace dos semanas al país por la orden ejecutiva de Trump. Es uno de mis mejores amigos que reside legalmente en EEUU y no pudo entrar por tener pasaporte sirio. Lo mismo con un músico iraní; dos de los cinco protagonistas del documental que hicimos (The music of strangers) forman parte de la ley del señor Trump. Nunca pensamos hace 18 años cuando nació Silk Road y luego del 11 de septiembre, que iban a llegar tiempos en los que íbamos a tener que pelear por derechos tan básicos. Estamos haciendo actividades a nivel académico y musical. Lo nuestro es como una diplomacia musical: predicar a través de lo que sabemos hacer que es tocar o enseñar.

-Comenzó este semestre a dar clases de Etnomusicología en Harvard, precisamente como "artista distinguida" y con tesis multiculturales.

-Precisamente el curso es sobre el entendimiento cultural a través de la música y hace un año y medio, cuando comenzamos, no imaginamos que iba a ser tan relevante. Yo no hubiera soñado ni la mitad del honor de haber sido "artista distinguida"; cuando me lo ofrecieron me emocioné muchísimo, puede que incluso más que con el Grammy.

-Un documental que narra la historia del colectivo musical al que usted pertenece, The music of strangers: Yo-Yo Ma and the Silk Road Ensemble y que también competía por un Grammy pero no ganó, refleja parte de sus lugares vitales, como Armariz, el casco vello de Ourense, Santiago...

-La película tiene cinco protagonistas, entre ellos está nuestro mentor, Yo-Yo Ma -francés de origen chino pero criado en EEUU- y no se llevó el Grammy pero está teniendo un éxito increíble en salas de EEUU. Fue uno de éxitos de taquilla en documentales y ahora va a salir en el canal HBO. En Europa participé en giras de la presentación en Italia, Alemania y Francia. Ahora estaré en el Reino Unido y Suiza y el documental se recibe con una pasión increíble. Habla, si cabe, de manera más verbal y física de lo que supone estar desplazado. Intentar a través de la música ir conectando culturas, al margen de que yo esté o no... También está la china Wu Man, el iraní Kayhan Kalhor y el sirio Kinan Azmeh.

-Hay una fotografía de la Gala de los Grammy en la que se ven varios de sus compañeros celebrando el premio, con Yo-Yo Ma.

-La mayoría de los miembros del Ensemble estábamos repartidos por diferentes lugares del mundo. Mi colega sirio logró entrar la pasada semana a EEUU pero no fue a la gala. En la foto están dos japoneses, un israelí, un indio y un chino americano -todos residentes en EEUU.