Pablo Menéndez es el principal científico del Instituto de Investigación Contra la Leucemia Josep Carreras, en la Universidad de Barcelona. Su equipo trabaja principalmente en un tipo de leucemia "rara", que se desarrolla durante el embarazo y que afecta a bebés de menos de un año. "En España se registran entre 300 y 350 de este tipo de cáncer. Son pocos si los comparamos con las cifras que se manejan en adultos". Llevó a cabo su formación postdoctoral en la biología de células madre en Canadá (2003-2005) y en la leucemia infantil en el Reino Unido entre 2005 y 2007. Tras ello, fue nombrado director del Banco de Líneas Celulares de Andalucía y después, del Centro de Genómica y Oncología de la Universidad de Granada. En 2013 pasó a formar parte del Instituto Josep Carreras.

-¿Está en nuestra manos evitar el cáncer?

-En la teoría está muy bien decir que hay que llevar una vida sana, hacer ejercicio físico, alejarse de los focos de contaminación... Pero en la realidad, todos estamos expuestos al cáncer. Mismamente la ropa que llevamos puesta desprende sustancias químicas. Yo creo que en este tipo de enfermedades no podemos ponerle puertas al campo. Tenemos que evolucionar con la sociedad. Siempre estamos advirtiendo de que el móvil es cancerígeno. Pero, ¿cómo decimos a la gente que no lo utilice más? No podemos. Los tumores llegan cuando llegan y lo que tenemos que hacer es aprender de ellos y aplicar las medidas más eficaces.

-¿Cuánto se ha avanzado?

-Hace veinte años sólo se conseguía salvar el 30% de los pacientes. Hoy en día llegamos al 80%. Hemos progresado mucho, sobre todo en conocer cómo funciona la enfermedad. No obstante, hay que tener en cuenta que no todas las leucemias son iguales, hay treinta subtipos, y eso complica el tratamiento.

-¿En qué trabaja su grupo de investigación?

-El Instituto Josep Carreras es un centro monotemático que estudia el cáncer de la sangre. Mi grupo en concreto está centrado en un tipo de leucemia rara, llamada linfoblástica aguda pro b del lactante, que afecta a niños menores de un año y es muy agresiva. Estamos hablando de que el 75% de los enfermos mueren en cinco años. Desde el punto de vista de la investigación es un subtipo de leucemia muy interesante, puesto que los bebés nacen ya con estas alteraciones, que afectan al gen MLL. ¿Qué sucede durante los nueve meses del embarazo? No lo sabemos, es lo que estamos investigando en estos momentos. Tenemos muchas deficiencias; por ejemplo, no sabemos en qué células se produce. En España hay entre 15 y 20 nuevos casos al año.

-¿Cuáles son sus causas?

-Como sucede con todo tipo de cánceres, las causas son multifactoriales. Esta leucemia es una enfermedad del crecimiento, a diferencia de las que afectan a los adultos, que son de envejecimiento. Son por tanto tumores completamente diferentes. En la etapa infantil y juvenil, los años más problemáticos son el primero y el período del famoso estirón. De la leucemia que estamos estudiando lo que sí sabemos es que su origen está relacionado con las dietas ricas en bioflavonoides, que son inhibidores también de la enzima topoisomerasa II, la encargada de reparar rupturas en el DNA. Y prácticamente todo lo que consumimos tiene bioflavonoides -sustancias vegetales que representan una gran parte de los colorantes amarillos, rojos y azules-. Estos pigmentos son los que mutan el gen MLL en la madre. Lo que pasa es que a ella no le afecta, porque sus mecanismos de reparación están activados. En el caso del niño, esos mecanismos todavía están vírgenes y por eso surge la enfermedad.

-Por lo que cuenta, es imposible de evitar.

-No es fácil, no. Pero lo que comento no es nada extraño: todo lo que consume el ser humano está relacionado con el cáncer. Dicho con otras palabras, todos estamos expuestos al cáncer. Y cuanto más vivamos, más riesgos tenemos. Lógicamente no es lo mismo vivir en las montañas de Somiedo que en el centro de Madrid. Pero esto no es matemáticas, es medicina. Influye mucho la variabilidad genética, la enfermedad llega cuando llega.

-¿Se invierte lo suficiente en conocer mejor los tumores pediátricos o cree que el esfuerzo económico es bajo?

-Se necesita más. Los niños no interesan a las grandes farmacéuticas. Para ellas, con los tumores pediátricos no hay negocio. Piensa que por cada niño enfermo de cáncer hay 200 mujeres con tumor de mama. Es una posición muy egoísta, pero es así. Estamos además en un país que sólo piensa en obtener dinero rápido, no apuesta por la investigación. Lo que nos salva es que a nivel social hay mucha fundación: Cris contra el cáncer, Uno entre cien mil, Sandra Ibarra, Inocente inocente, Josep Carreras... Todas ellas son iniciativas que han partido de padres. Pero es una lástima que a nivel nacional la inversión sea tan pobre.

-Además del tipo de leucemia ya comentada, ¿qué otras investigan?

-Son secundarias en nuestra línea de trabajo, pero son la leucemia mieloide, linfoide, mielobástica e inmunoterapia del cáncer, que consiste en combatir la enfermedad en el sistema inmune. Yo llevo años, desde el 2006, volcado en la leucemia linfoblástica aguda pro b del lactante por un tema histórico. Me formé en hematología y transplantes, y en el extranjero trabajé mucho con células madre.