Según el Índice Global de la Brecha de Género del WEF, el país donde hay más igualdad entre mujeres y hombres es Islandia. De hecho, en 1980 los islandeses eligieron a una mujer como jefa del Estado, Vigdis Finnbogadottir, que fue la primera de Europa y del mundo en acceder a esta magistratura. Pero debe saberse que solo 5 años antes se convocó en Islandia una huelga general de mujeres, que el 24 de octubre abandonaron sus trabajos, sus labores en el hogar y el cuidado de sus hijos y salieron masivamente a las calles reivindicando la igualdad de género y de derechos, proclamando su emancipación. Las mujeres señalaron aquella fecha como "El Día libre de las Mujeres" y los hombres, que tuvieron que sustituirlas en los tajos y en los hogares, denominaron la jornada como "El Viernes largo". Aquello cambió Islandia y repercutió en todo el mundo.

Este año se convoca el ocho de marzo un "Paro Internacional de Mujeres" contra la violencia machista y por la igualdad de derechos. Es un paro de dos horas de las mujeres en el trabajo, en el hogar, en los cuidados que realizan y en el consumo. Es quizá la primera convocatoria de estas características de carácter global que, aquí en España, está cubierta legalmente gracias a la convocatoria de un sindicato sectorial, ya que las grandes centrales han decidido apoyar pero sin mojarse en convocar. A saber por qué. Creo que siguen sin enterarse.

No cabe duda de que el 8 de marzo pararán en todo el mundo millones de mujeres e, independientemente de la repercusión que quiera dársele desde el entramado mediático, solo la convocatoria nos sitúa seguramente ante el hecho político más decisivo y trascendental: la asunción, por parte de las mujeres, del protagonismo de cualquier cambio real y profundo que pueda darse en el próximo futuro para enmendar el fracaso evidente del sistema económico y político predominante.

Yo no sé si será hoy aplicable o estará vigente aquella teoría del sujeto revolucionario, que era la clase obrera, pero sí sé que hoy, objetivamente, el sujeto de cualquier cambio que merezca ese nombre será la mujer porque es la que, también objetivamente, está más interesada en ello en todos los países y culturas, sin excepción. A la huelga, pues.