Que fueran escritoras no es de extrañar. Lo sorprendente es que se dedicaran a la novela rosa. Las hermanas María del Pilar y May Carré, de A Coruña, fueron prolíficas autoras de historias románticas durante las décadas centrales del siglo XX. Sus libros engrosaron los anaqueles -y la cuenta de resultados- de Bruguera, la famosa editorial especializada en este tipo de literatura. Y todavía las hace aún más excepcionales el hecho de pertenecer a la familia Carré, ilustre estirpe de galleguistas. Son nietas de Eugenio Carré Aldao, librero, editor y alma de la tertulia A Cova Céltica, germen de la Real Academia Galega, que contribuyó a fundar, y perteneció a la Liga Gallega y a Solidaridad Gallega. Tíos de las novelistas son Leandro y Uxío Carré Alvarellos, también escritores, editores, libreros y académicos.

May Carré -María Purificación Carré Sánchez (A Coruña, 1922-Barcelona, 1990)- escribió unas 150 novelas rosas entre 1943 y 1991. Fue la más productiva de las dos hermanas. Llegó a ser muy popular y en la etapa dorada del género. Podía escribir varias novelas al mes. Sus libros llegaban al mercado hispanoamericano y a Filipinas. Se traducían al portugués, para el ámbito lusófono (Brasil y Portugal) y también al italiano.

La más famosa de las autores románticas le propuso escribir para ella que hiciese de negro. "Mi madre le dijo que no", afirma Susana Borrás Carré, hija de May. Aunque no la cita, parece una clara alusión a Corín Tellado.

Aún en los mejores tiempos, Bruguera le pagaba una peseta por ejemplar vendido. "La editorial hablaba de ventas de 10.000 ejemplares pero mi madre estaba convencida de que eran muchos más, teniendo en cuenta el mercado americano", explica: "Le dio para vivir, pero no para hacerse rica.

El género fue evolucionando con el tiempo y perdiendo parte del romanticismo inicial, pero siempre tuvo a la censura franquista encima, por cuestión de moralidad y también con el fin de que se extremase la pulcritud en el lenguaje para evitar palabras que malsonantes o que tuviesen un sentido diferente en Hispanoamérica.

Con la caída de las ventas, en los años setenta y ochenta, trabajó en el popular Consultorio de Elena Francis. Se encargaba de responder las cartas de las radioyentes, que llegaban en grandes cantidades. Estaba especializada en temas relativos a religión, estudios y cocina.

Cuando la novela rosa entró en declive, escribió novelas policíacas al estilo de las de Marcial Lafuente Estefanía, que, por imperativo de la editorial, firmaba con nombre de hombre, Peter McCoy.

May, que había empezado a escribir novelas a los 16 años, vivió en A Coruña hasta 1960, fecha de su boda con Manuel Borrás Vallverdú. La historia de su matrimonio es también una novela rosa. Se conocieron por correspondencia, después de que una amiga le hablara a ella de él, "Empezaron a escribirse, más tarde quisieron conocerse, él viajó a A Coruña, se gustaron, se enamoraron y se casaron", cuenta la hija de ambos, que nació en A Coruña por expreso deseo de su madre. May dio a luz a su otro hijo, Jordi, en Barcelona, donde se había instalado el matrimonio.

La hermana de May, María del Pilar Carré (A Coruña, 1921-2000), Tati, era la mayor de los cuatro hijos de Gonzalo Carré Alvarellos -tres mujeres y un varón- publicó alrededor de un centenar de novelas entre 1945 y 1985, casi todas firmadas con su propio nombre y un par de ellas bajo el seudónimo de Joanna M. Ribes. Pasó su vida en A Coruña, no se casó y dejó de escribir para cuidar de sus padres. El club de las solteronas fue su primer título publicado. Siguió con El orgullo de los Waterfird y Su mejor aliado. En los años cincuenta publicó Esperando al destino, Los hombres vuelven siempre o La rival y en los sesenta, con La chica del sweter ajustado, Te eché el anzuelo o Entre dos caminos. Sus últimas novelas , en los ochenta, son Amor a escondidas, Donde te lleve el camino o Voz baja, con la que concluyó su carrera.

Las novelas de las hermanas Carré todavía se pueden encontrar a la venta en mercadillos. Y en ese saco sin fondo que es internet.