Dabka, un largometraje presentado en el Festival de Cine de Tribeca, narra la historia del canadiense Jay Bahadur , el primer periodista que se atrevió a hablar con los piratas de Somalia, analizó el origen del fenómeno y relató su historia en un libro, The Pirates of Somalia: Inside their hidden world. El filme pretende dar a conocer también el valor y el talento ignorado del abatido pueblo somalí, según explicaron sus protagonistas.

La película protagonizada por Evan Peters cuenta en el reparto con Al Pacino y Melanie Griffith y relata la experiencia del periodista canadiense Jay Bahadur, el primero que tuvo el valor de adentrarse en el centro de la convulsa Somalia para entrevistar a los piratas que actuaban en la zona. Junto a las estrellas, también actúan y participan en la película numerosos refugiados somalíes que no se dedican al mundo del cine, para dar a conocer su situación.

La cinta, estrenada el sábado en Nueva York, cuenta con detalle cómo Bahadur, con escasos 24 años, decidió abandonar Canadá en 2009 para viajar al centro de Somalia con escasos recursos con el objetivo de conocer la verdadera historia del país y poder así cumplir con uno de sus sueños: dedicarse el periodismo. Era la primera vez que un periodista viajaba a la zona durante un periodo largo de tiempo para investigar en profundidad las actividades y las motivaciones de los piratas somalíes, que mantenían entonces en jaque a las principales potencias del mundo con el secuestro de cientos de embarcaciones y sus tripulaciones.

"Yo no estaba para nada preparado y no tenía ni idea de en lo que me estaba metiendo, pero esa también es una lección de esta historia, que a veces sí se puede hacer algo sin estar preparado, sin ser un gran conocedor, y las cosas van saliendo poco a poco", confesó Bahadur a Efe. La película también trata de desmitificar la profesión del periodista al poner de relieve el temor constante al que se enfrentan los reporteros en situaciones de riesgo. "Cuando aterricé por primera vez en Somalia, después de más de 30 horas de viaje, ni siquiera sabía si iba a venir alguien a recogerme, y ese fue el momento más terrorífico, en esa pista de aterrizaje, en mitad de la nada. Estaba aterrado", cuenta Bahadur.

En otoño de 2008, este periodista dejó su trabajo como redactor de informes de estudios de mercado en Chicago y se plantó en Puntlandia, considerado el epicentro del negocio de la piratería. El aspirante a periodista llegó hasta los jefes de los piratas y sus tripulaciones y hasta Eyl, la cuna de la piratería que en los noventa, tras el estallido de la guerra civil, fue inicialmente concebida como un movimiento contra los barcos comerciales que pescaban langosta en sus costas y con sus redes arrancaban de raíz los arrecifes, dejando sin pesca y sin sustento futuro a las poblaciones pesqueras. Los acuerdos entre esta flota y los caudillos militares del sur para obtener protección provocaron que los piratas se lanzasen a asaltar indiscriminadamente barcos que navegaban por los alrededores de Eyl.

El libro de Bahadur cuenta cómo estas organizaciones se fueron sofisticando con el tiempo hasta llegar a estar fuertemente organizadas y cómo los cambios políticos y la permisividad de los líderes del país provocaron un incremento del fenómeno hasta alcanzar las impresionantes cotas de violencia en ataques como el sufrido por los atuneros vascos Playa de Bakio o Alakrana, con tripulantes gallegos, entre otros.

Bahadur, que tras su experiencia en Somalia escribió un libro y se quedó a vivir en Kenia, país vecino, pidió más atención por parte de Occidente para los problemas que viven los somalíes. "No es cuestión de que los medios de comunicación no entiendan lo que está pasando en Somalia y en África, sino que no existe un apetito en Occidente por entender estas historias, y por esa razón muchos de los detalles de estos asuntos se pierden", aseveró.