Es autor de éxitos como Donde tus sueños te lleven, que ha editado su 24 edición llegando a los 100.000 ejemplares vendidos; Un lugar llamado destino o el manual de trabajo personal Los 10 pasos hacia tu cima personal. Iriondo analiza los cambios asociados a la era digital y cómo adaptarse ante las incertidumbres y las frustraciones que genera el modelo económico y social.

-¿A qué retos nos enfrentamos?

-Hemos pasado de la era industrial a la era de la tecnología donde estamos en esa era de la información en la que muchos trabajos están desapareciendo, aparecen nuevos pero hemos sido educados para esa vida más estable y más predecible y ahora estamos en un cambio radical. El problema es que ahora la mayoría de la gente siente una inseguridad en la espalda, como una especie de sombra que atemoriza por el miedo al futuro.

-¿Cómo se logra esa seguridad?

-Solamente llega a través del desarrollo personal, de la preparación, de tener una confianza en sí mismo, de ser capaz de enfrentarse a esa cambio, de ser capaz de enfrentarse a los problemas y no porque un día tenga un resultado que me garantice la vida, porque en muy pocos caso se da.

-El cambio ha venido para quedarse, ¿cómo adaptarse a él?

-La clave en este momento es educar a los hijos y a la gente cada vez más en aprender a aceptar el cambio porque va a ser una constante a lo largo de la vida, pero sobre todo en el desarrollo personal, en la autoestima y en la confianza en uno mismo de sentirse capaz porque hay problemas con los que nos convertimos en nuestro peor enemigo y con los que todos tenemos dudas sobre nuestras capacidades.

-¿Cómo influyen las redes sociales?

-Todo el mundo expone cómo su vida es perfecta y cuando luego llegan a casa la realidad no tiene nada que ver. Entonces, nos estamos comparando siempre con los demás y nos han convencido de que nos tenemos que exponer como si fuésemos un producto, un escaparate perfecto pero luego detrás no hay nada, hay un vacío enorme, y todo esto tiene mucho que ver con volver a los valores importantes.

-¿Cuáles son esos valores?

-No hay una fórmula mágica igual para todo el mundo, no vale la misma medicina para todas las enfermedades, pero tiene que ver más con contribuir con el respeto, tiene que ver con ser mejores personas y no pasarse la vida intentando impresionar a los demás para sentirnos que somos suficientes, porque eso es un poco la mayor plaga y el mayor miedo que existe ahora mismo.

-¿Por qué se dan esos comportamientos?

-Para sentirnos lo suficientemente buenos tenemos que demostrar algo al mundo y lograr y conseguir más cosas y existe en general en muchas personas una especie de deficiencia como que no ha logrado lo bastante. Tengo que seguir demostrando más, parece que hasta que no logre todas esas cosas no voy a poder ser feliz o no voy a poder tener la estabilidad que busco o la tranquilidad por una falta de aceptación en algunos casos.

-¿Qué influye?

-Programas de televisión o portadas de revistas están enfocando que tienes que aparentar, que tienes que ser feliz, que tienes que triunfar y todo es maravilloso y parece que la vida es fácil. Se idealiza la felicidad y a veces creo que se prostituye un poco la imagen del todo perfecto. En la vida hay de todo, momentos felices, malos y buenos, pero parece como que tenemos que vendernos de esa manera, como que todo está genial pero hace falta una reacción de autenticidad, la gente necesita comprender y ser comprendida como uno es y ser aceptado como uno es.

-¿Cuáles son los principales conflictos del siglo XXI?

-El mayor de los conflictos es la depresión y el miedo al futuro debido a la incertidumbre por el cambio voraz en el que estamos metidos, y ese miedo al futuro y esa falta de seguridad en la que hemos sido educados es la que está generando tantos conflictos de miedos y de depresión.

-¿Y cómo se genera esa confianza?

-Trabajando en uno mismo te conviertes en lo que piensas, en aquello que comes y alimentas. Entonces, tiene que ver con comenzar a desarrollar tú mismo una serie de hábitos mucho más sanos en el sentido de qué información consumes. Tú no vas a estar igual si estás viendo todo el día un reality show de mierda o si te pones a escuchar un montón de conferencias impresionantes que tienes gratuitas en internet. Tú eres el responsable de qué botón tocas, de si ves una basura o algo inspirador.