El ritmo animado de la pieza latina Chamambo, de Manuel Artés, acompañó ayer a Gustavo Dudamel por los pasillos del CEIP Alborada mientras se aproximaba al gimnasio. Allí esperaban al director de orquesta venezolano casi todos los 190 niños y niñas de la orquesta Abanca ReSuena, concentrados en que su interpretación saliera perfecta, del gusto de tan prestigioso músico en tan histórica visita a la ciudad. Parte de ellos no se perderán hoy el concierto que Dudamel dirigirá en el excepcional escenario de la plaza del Obradoiro de Santiago con la Orquesta Sinfónica de Galicia y el Orfeón Donostiarra.

La actuación de hoy a las nueve de la noche y el encuentro de ayer por la mañana en el colegio Alborada forman parte de la agenda que ha traído estos días a Dudamel a la comunidad, promovida por el programa social y cultural Palabras para Galicia de Abanca. En Santiago sonará la Novena Sinfonía de Beethoven, ayer sonó el Himno a la Alegría (cuarto movimiento de la Novena del genio alemán) en los instrumentos de la joven orquesta ReSuena.

"Ha sonado maravilloso", les dijo al llegar Dudamel a los niños, justo después del exclamativo "mambo" final de Chamambo gritado por el grupo. La batuta la llevó Diego Zecharies, director artístico de la formación y contrabajista principal de la OSG, y después la cogió en una improvisada dirección del tema el propio Dudamel, entusiasmado por la versión infantil de una de las piezas con las que él mismo se formó en Venezuela cuando era un niño.

Ahora como gran maestro, a sus 36 años y al frente de las Sinfónicas Simón Bolívar y de Gotemburgo y de la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles, Dudamel dedicó unos sencillos consejos a los jóvenes músicos que ayer le aplaudieron en el humilde entorno del CEIP Alborada. Fueron palabras y orientaciones para quienes disfrutan hoy de la música a tan pronta edad y seguirán atrapados en sus encantos mientras crezcan.

"Lo importante es divertirse. Para mí no hay nada más divertido que tocar música. Hay que creer en lo que hacéis y trabajar fuertemente para alcanzar vuestros sueños, pero todo lo que hagáis tiene que divertiros", les recalcó Dudamel a los menores de entre 5 y 12 años que le atendían, agarrados a sus instrumentos con sus partituras ordenadas delante y formando un semicírculo de precoz talento concentrado que atrapaba al maestro. "De cada músico sale energía, pues imaginaos la que sale de 190 juntos", les dijo.

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Gustavo Dudamel, en A Coruña con los niños de Abanca ReSuena

El músico -acompañado por el presidente y el director general de responsabilidad social corporativa y comunicación de Abanca, Juan Carlos Escotet y Miguel Ángel Escotet- se enfundó un polo azul del programa educativo e integrador de Abanca que le regalaron los niños, habló con algunos y recibió el dibujo de una caricatura suya. Se hizo selfies con los asistentes y se marchó. Hoy se viste de etiqueta en Santiago para sentir y transmitir a Beethoven.

Violines, violas, clarinetes, flautas, fagots, trompetas, contrabajos y percusiones, además de nueve pares de guantes blancos del Coro de Manos Blancas que ensaya en el colegio de sordos Nuestra Señora del Rosario, pusieron música a un sencillo encuentro que quizá a algunos de los pequeños, que hoy ya dedican varias horas al día a sus instrumentos, le sirviera para engancharse todavía más a la pasión por la música.