Adonina Tardón, catedrática de Medicina Preventiva, se ha centrado en los últimos años en el estudio del efecto de diversos contaminantes presentes en el aire, el agua y los alimentos sobre el desarrollo de enfermedades pulmonares, el cáncer y otras patologías.

-¿Qué son contaminantes orgánicos persistentes?

-Son compuestos químicos resistentes a la degradación, semivolátiles y afines a las grasas y aceites. Están producidos por la acción humana. Muchos de ellos comenzaron a introducirse de forma importante en el medio ambiente en los años 40 y 50 del siglo pasado en forma de aislantes, insecticidas o fungicidas. En la actualidad, están distribuidos por todos los ecosistemas y han entrado en la dieta humana, por lo que tienden a acumularse en los tejidos de las personas.

-O sea, que tienen una repercusión prácticamente universal.

-Las personas nacidas a partir de los años 50 del siglo XX estamos en contacto permanente con estos contaminantes. Se transmiten a través del aire, el agua, los alimentos y el suelo.

-¿Afectan por igual a todas las especies?

-Una vez que penetran en el organismo humano o animal, persisten en él durante mucho tiempo gracias a su fijación al tejido graso, donde se almacenan, y se comportan como disruptores endocrinos. Se calcula que permanecen en el organismo entre siete y once años, y se acumulan en la cadena alimentaria. Cuanto más arriba esté un animal en dicha cadena, y el ser humano está muy arriba, mayor será su concentración de compuestos orgánicos permanentes.

-¿Puede explicar que son los disruptores endocrinos?

-Se llaman también alteradores hormonales, porque son sustancias químicas capaces de alterar el equilibrio hormonal. Pueden provocar problemas de salud como cáncer, alteraciones del comportamiento y anomalías reproductivas. Y ese efecto sobre las personas y animales puede transmitirse a sus descendientes.

-¿Cuál es la magnitud del daño potencial?

-Dependen del sistema hormonal al que afecten y del momento de la exposición: durante el desarrollo fetal, la niñez, la pubertad... También son diferentes según el género. Tienen una importancia especial los efectos en los hijos de personas expuestas. La exposición a estos disruptores se asocia a cánceres de mama en mujeres jóvenes, problemas de fertilidad, obesidad infantil o diabetes.

-¿Podemos evitar estos efectos?

-La mayoría de las fuentes de contaminación de los disruptores están más allá del control del ciudadano, y requieren medidas por parte de las administraciones.

-En el estudio INMA, que usted dirige, se ha seguido durante un largo tiempo a mujeres que estuvieron embarazadas entre 2004 y 2008, y también a sus hijos.

-Todos los recién nacidos presentaron niveles detectables de contaminantes. El compuesto que presentaba concentraciones más elevadas era el metabolito principal del insecticida DDT. Los resultados que obtuvimos ponen de relieve que la ganancia de peso de la madre durante el embarazo desempeña un papel importante en la exposición prenatal a compuestos organohalogenados.

-¿Eso significa que...?

-Que la vigilancia de las mujeres embarazadas para cumplir las recomendaciones de ganancia de peso puede reducir la acumulación de contaminantes orgánicos persistentes en los recién nacidos.

-¿Y qué implica para el feto la exposición excesiva a las sustancias contaminantes?

-Según los estudios que hemos realizado, y siempre hablamos de promedios, los bebés nacen con casi un centímetro menos de talla y 22 gramos menos de peso; con un menor desarrollo neurológico que puede ser constatado a partir de los 18 meses de vida; y que en los primeros años sufren un cinco por ciento más de infecciones respiratorias. Y después tenemos otros tipos de efectos sobre los niños determinados por diversas acciones y mecanismos...

-¿Por ejemplo?

-Un mayor uso de insecticidas en el hogar produce más infecciones respiratorias en el niño. Como contrapartida, ventilar al menos 30 minutos al día la habitación del niño disminuye el riesgo de infección respiratoria.

-¿Puede dar un consejo útil de andar por casa?

-Uno muy de andar por casa: suprimir la presencia de plástico en la cocina; sustituirlo por vidrio a la hora de calentar la comida en recipientes. Y, después, no rellenar de agua botellas de plástico, sino beber agua de botellas de cristal, o mejor agua del grifo. Y un tercer bloque: no emplear limpiadores agresivos, como disolventes, quitamanchas o quitagrasas.

-¿Y sobre la alimentación?

-Consumir hortalizas, legumbres, carne, frutas y verduras no basadas en producción industrial. Es necesario promover y consumir agricultura y ganadería ecológica. Y evitar pescados grandes, de 15 ó 20 años, y optar por pescados pequeños, como parrocha, bocarte, sardinilla, merluza...