La atleta valencia Natacha López (37 años) se ha convertido en un ejemplo de superación para miles de mujeres que deben hacer frente al cáncer de mama.

Natacha López ha dejado atrás la enfermedad que le diagnosticaron en 2015 gracias al apoyo de su familia y a la fortaleza física y mental que le aporta el atletismo. Para celebrarlo inició en 2017 el reto solidario de completar 15 maratones en un año. El desafío concluirá el próximo 13 de mayo.

Natacha López y su marido, David Serrano, son dos auténticos ejemplos de superación frente a la lacra del cáncer. Juntos afrontaron en un momento difícil el reto de correr 365 días seguidos -acabaron corriendo 742 días consecutivos- y juntos acometen desde el año pasado el Reto solidario 42Kancer, que consiste en completar 15 maratones en 12 meses.

-Se ha convertido en un ejemplo para miles de mujeres que atraviesan por esta enfermedad. ¿Qué mensaje les envía?

-El mensaje que hay que mandar es que hay que aprovechar cada minuto, no desperdiciar ni un segundo de tu vida en cosas que no tienen importancia. Dedicar tu tiempo exclusivamente para buscar el camino de la felicidad. El deporte y correr ha sido una herramienta súper útil, y también estar con la familia. Es a lo que he dedicado mi tiempo desde que me diagnosticaron la enfermedad. Al final nadie sabe cuánto va a durar aquí, pero sí puedes irte con la sensación de haber sido feliz.

-¿El deporte ha sido su mejor vía de escape durante el tiempo en el que padeció cáncer?

-El deporte me ha ayudado a aminorar los efectos secundarios de la quimioterapia, que te deteriora mucho. Además, te recomiendan que hagas deporte. La mayoría de mujeres con la quimio tienen molestias, dolor de piernas, hormigueo por la circulación? Y yo eso no lo he pasado. Es verdad que no tenía las mismas sensaciones cuando salía a correr y que el rendimiento deportivo baja, pero la contraprestación es que me sentía bien. Me costaba hacer el rodaje pero acaba mucho mejor. Y aparte el aspecto psicológico de decir yo no me rindo y sigo haciendo lo que me gusta.

-Superar esta enfermedad y al mismo tiempo completar maratones hacen de usted una auténtica heroína. ¿Le ha cambiado el carácter y la visión de la vida?

-Te cambia muchísimo, sobre todo porque estamos tan cegados en la dinámica diaria de trabajo, casa, niños... Parece que estamos siempre enfadados o con prisas y ahora quiero exprimir mi tiempo al máximo. Mis hijos iban al comedor y ahora los recojo, vienen a comer a casa? Decidí cambiar ese estrés. Hay mujeres que prefieren seguir trabajando, pero yo quería estar con mi familia y practicar deporte.

-Sus inicios en el mundo del running también comenzaron con un reto desorbitado...

-Es por mi marido que es un liante. Empecé a correr gracias a David, hacia el 2005. Yo me quedaba en la cama mientras él salía a correr y tenía remordimiento de conciencia. Empecé en la cinta y cuando ya hacía 40 minutos comencé a salir fuera a correr. Había empezado en abril y en diciembre me propuso salir a correr todos los días del año, y le dije que lo podíamos intentar. Cuando empezamos, el padre de David se puso malito de cáncer de pulmón. Siempre nos animaba a seguir con el reto, le hacía mucha gracia y el día que murió, como homenaje, corrimos pero acabamos el año y continuamos corriendo. Ese fue nuestro primer reto y acabamos corriendo 742 días consecutivos. Los amigos nos decían que por qué no parábamos, y David decía que para eso tendría que dejarme embarazada. Y así fue, pero lo dejamos casi a los siete meses de embarazo. Pero el doctor nos daba permiso [risas].

-¿Cómo surge la idea de poner en marcha el Reto 42Kancer?

-David siempre le encuentra un sentido numérico a todo. El año pasado cumplía 42 años y queríamos celebrar que habíamos acabado con todos los tratamientos. Pensó que lo ideal era empezar el día que cumplía 42 años y 195 días [las cifras del maratón] y que podíamos hacer durante un año un maratón al mes. Le dije que no podía avalar esta idea porque era una barbaridad, pero él ha estado conmigo en cada sesión de radioterapia, de quimioterapia y en cada cirugía. Se rapó el pelo conmigo, dejó de correr cuando yo no podía, y al final le dije que esto es un reto, un objetivo ambicioso, y que esto nos quedará para siempre. Ya llevamos 10 de los 15.

-¿Qué sensaciones experimenta durante una carrera tan exigente y duradera?

-Para nosotros correr es terapéutico. Cuando te diagnostican y te hacen pruebas pero no sabes lo que tienes es muy duro. Salíamos a andar y a correr juntos porque te aclara las ideas y las organizas. Ahora que lo hacemos por este reto solidario nos hace muy felices porque compartimos nuestra historia con mucha gente, hacemos transmisiones en directo, nos siguen muchos corredores y aficionados y la gente puede hacer donaciones a la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) y la Fundación Diagrama, que trabaja por los menores en riesgo de exclusión social.

-¿En qué momento se encuentra? ¿Ha disputado el maratón del pasado domingo en Sevilla?

-La verdad es que sí. En mayo del año pasado me reconstruyeron el pecho, pero faltaba la aureola y me intervinieron el 5 de febrero. Tenía que estar tres semanas parada y aunque yo quería hacer el maratón de Castellón, los médicos no me dejaron. Me cogieron tejido de la ingle, que es una zona con mucho roce, y no lo veían claro. Solo habían pasado 15 días. El martes fui a la consulta y tampoco veían claro que pudiera correr en Sevilla, pero empecé a correr y el jueves me vio mi cirujano y me dejó correr. Nos salió bien, aunque no pude estar en el podio como en la mayoría de maratones.