El humorista Millán Salcedo, exmiembro del histórico dúo Martes y Trece, regresa a los escenarios con el espectáculo En mis trece 2.0. A sus casi 63 años y mientras tenga público, el actor y humorista sigue revisando su anecdotario y haciendo parodia de lo que le venga en gana.

- ¿El escenario es su diván del psiquiatra?

-Llevo casi doce o trece años separado de toda la carga de Martes y Trece, y desde que nos separamos, de repente descubro que yo lo que necesito es seguir en el mundo del espectáculo y en el escenario. Llega un momento en el que estoy tan perdido, y me digo que lo que realmente me gusta de esta profesión es el momento escenario, es mi terapia ocupacional, mi terapia de todo. Mi diván del psiquiatra está en el escenario y me puedo desenvolver y puedo dar todo lo que necesito y quiero.

- ¿Asoman en este espectáculo pasajes de la etapa con Martes y Trece?

-Bueno, en cierta manera recupero el Millán sinvergonzón de entonces. Sabes que pasa, el primer espectáculo que hice en solitario fue Yo me subí a un piano verde, y ahí es cuando descubro que realmente puedo hacer algo yo solo después de tantos años y que tengo mi propia visión de los hechos y cosas que pasan en España. Y esto funciona mezclado con otras cosas. Yo me subí a un piano verde es un homenaje a los piano bar, que ahora están tan vilipendiados y son prácticamente inexistentes. Más adelante descubro que lo quiero es hacer un bolo de vez en cuando, y entonces el segundo espectáculo que monto se llama De verde en cuando, que se va regenerando y alimentando de las noticias de esta pobre España. Le cojo el gusto, tanto que no te puedes ni imaginar, y me digo a mi mismo, ¡tío, cómo no se me había ocurrido esto antes! Y sigo en ello. En la primera y segunda entrega despotrico contra el mundo de la comunicación, no tengo móvil ni quiero tenerlo, no tengo coche, no tengo , y en esta entrega última, En Mis Trece 2.0, realmente es todo lo contrario, amo profundamente la tecnología y dejo de ser un cenutrio o burro tecnológico. Hago parodia con las redes sociales, todo, y abro una nueva sección con anecdotillas de luxe, una especie de Sálvame, donde el pianista se convierte un poco en un Jorge Javier, y me pregunta por cosas y anécdotas que a fin de cuentas es lo que la gente en mi vida cotidiana me pide. Siempre que estoy en un bar, en un taxi, en donde sea, el interrogatorio que me hacen es siempre el mismo.

- ¿Le cansa que le sigan preguntando por Martes y Trece por los números con que hicieron historia, como si toda su vida anterior fuera un chiste público?

-No, al contrario. Es lo que hay. En una ocasión, una señora me reconoció en un vagón de tren mientras iba yo buscando sitio y desde el fondo del vagón lanzó el grito de Encarna, ¿empanadilla? Yo le hice un gesto como de que bajara la voz y me dijo que yo no era nadie para decirle que se callara, que si quería anonimato, que no hubiera salido en la tele. Le dije que la culpa era mía por haber salido en la tele. No me puedo quejar y no me quejo. Dejo de ofenderme y molestarme por eso, lo que hago es contestar, porque lo que sugiere mi presencia es preguntar por qué nos separamos Marte y Trece, que pasó con Madonna, todas esas anécdotas que están en el show en la sección de chascarrillos donde me río del asunto.

- ¿Mientras haya público habrá Millán?

-Yo voy a cumplir 63 años en abril, y aquí sigo, más que nada porque no puedo vivir sin estar en el escenario, porque el gusanillo que tengo, vamos, que me río yo del negro del WhatsApp [risas]. Me da lo mismo que siempre me estén comparando con Josema [Yuste], que si sale mucho y eso. Hay un sector del público que se te acerca, que quiere morbo y carnaza, porque Telecinco lo lleva destilando tantos años que lo que prima es eso. Como decía, hay un sector que te preguntan y te dicen: ¡hay que ver qué gordo estás! Tu compañero sale más que tú y a ti no te contratan. ¡Cómo que no me contratan! Lo que pasa es que soy más selectivo.

- ¿Habla con Josema Yuste? ¿Siguen siendo amigos?

-Bueno, Josema y yo nunca fuimos amigos, la palabra enorme e inmensa que es la amistad. Fuimos compañeros, nos llevábamos bien y todo funcionó divinamente mientras hubo esa química, pero cuando eso dejó de existir debido probablemente a la gente que nos comía la cabeza por fuera....

- También por agotamiento, supongo.

-Por agotamiento sobre todo. Llegué a estar ingresado y fue por eso por lo que decidí cortar. Martes y Trece quedó ahí en la memoria colectiva, afortunadamente, y está cada uno por su lado. Josema hace todo lo que le ofrecen, y me parece muy bien, porque tiene cuatro hijos o por lo que sea. Yo soy más selectivo, es lo que hay. Que alguien del público piense que si no salgo más en la televisión es porque estoy acabado o porque con lo que tengo me vale, soy soltero, no tengo hijos que yo sepa, llevo una vida no monacal, pero sí muy sencilla. No necesito tener tanta presencia mediática porque ya sufrí lo mío.