"Acaba de fondear en este puerto la corbeta española Bella Antonia procedente de Singapore, que trae la pantera negra de Malaca regalada por el cónsul de dicho punto. Ad optaré las disposiciones convenientes para su mejor desembarco, interin recibo instrucciones de VE que le suplico me dé por telégrafo", escribe el 7 de mayo de 1860 el gobernador de A Coruña al ministro de Estado.

Al entonces cónsul de España en Singapur, Balbino Cortés, no se le ocurrió mejor idea que regalar a la reina Isabel II un raro y apreciado felino negro como en azabache de la isla de Malaca para que se exhibiera en la Casa de Fieras de los jardines del Retiro, en Madrid. La original ofrenda distaba mucho de los obsequios que solía recibir la monarca, en general, objetos artísticos.

La citada corbeta con el felino a bordo tenía como destino el puerto de A Coruña, donde el filántropo Eusebio da Guarda se comprometió a hacerse cargo de ella para su traslado a la capital de España.

De la ilustre viajera dio cuenta la prensa madrileña de entonces, como La Época, La Correspondencia de España, El Clamor Público o El Museo Universal, donde se publicó una jocosa crónica de su director, Nemesio Fernández Cuesta. El hecho, sin embargo, parece que pasó inadvertido por los periódicos gallegos.

Balbino Cortés Morales (El Puerto de Santa María, 1807-Madrid,1889) oficial liberal, carbonario y amigo de Espronceda, emigró a Londres y a Francia, donde combatió en las barricadas de julio de 1830 en París. Fue rehabilitado en el Ejército tras aliarse a los moderados. En 1858 fue nombrado cónsul en Singapur y estuvo hasta 1861. Después ocuparía el mismo cargo diplomático en Veracruz (México), Argel y Nueva York.

El 31 de enero de 1860 escribe desde Singapore ( sic) al secretario de Estado para participarle el embarco de la pantera:

"Muy señor mío: He podido adquirir en estas residencias unas preciosas panteras todas negras como el azabache, de las llamadas de Pava, pero es originaria de estas islas de Malaca, y cuya rareza las hace ser de sumo precio en Europa. Sólo existe una en Londres y yo deseo, Exmo. Señor, regalarla a mi Augusta Reina y Sra. Doña Isabel 2ª que DG. Con este especial objeto la he embarcado a bordo de la corbeta española Bella Antonia. Su capitán, D. José de Torrontegui, la cual ha dado a la vela de este puerto para el de La Coruña el día 20 del que rige", notifica el cónsul.

Persona previsora, Balbino Cortés explica que el singular felino "lleva todo el alimento necesario para una navegación de lo menos cuatro meses y solo será necesario el que por el Real Patrimonio, o por quien corresponde, le den las órdenes oportunas para que se hagan cargo de ello en el citado puerto de La Coruña y pueda ser cuidadosamente transportado al establecimiento zoológico de SM con las precauciones que exigen estas preciosas fieras".

La Reina, quien se dignó a "admitir con aprecio el ofrecimiento" del diplomático, agradeció el regalo a través del ministro de Estado, y la Intendencia de la Real Casa y Patrimonio se puso a continuación en comunicación con el administrador del Buen Retiro "para que se ponga de acuerdo con el gobernador de La Coruña para enviarle la pantera".

Cuatro meses después de partir de Singapur, el animal desembarcó en A Coruña y el 15 de mayo, el gobernador de la ciudad comunicó al Gobierno que "Eusebio da Guarda, del comercio de esta plaza, que es quien se comprometió a remitir a esta Corte la pantera negra que el cónsul de España en Singapore regaló a SM la Reina (qDg)", dispuso "la remisión de la citada fiera por el carruaje de Andrés García, que salió en el día de ayer, a la consignación de los Sres. Tapia y Bayo."

Este curioso intercambio de misivas se conserva en el Archivo Histórico Nacional, en Madrid. No consta, sin embargo, documento alguno referido a la llegada de la pantera de Malaca a la casa de fieras del Retiro, a donde se supone que llegaría en perfecto estado, después de todas las atenciones que recibió durante su largo viaje desde el sureste de Asia.

Eusebio da Guarda (A Coruña, 1825-1897), hijo de un zapatero portugués afincado en la ciudad, fue piloto de la Marina Mercante y navegó durante años por los mares del mundo hasta entrar a trabajar con una consignataria de buques y medrar en un sector económico fundamental en La Coruña de aquellos años, cuyo puerto estaba en pleno apogeo. Consiguió la representación de la Compañía Trasatlántica Española, donde hizo una gran fortuna, que incrementó al casar con Modesta Goicuría, viuda de su primer empleador, Juan Menéndez Fuertes, armador de origen cubano, de cuyo negocio se hizo cargo a su muerte.

Gran benefactor de la ciudad, llegó a ser uno de los hombres más ricos de Galicia. Fruto de su labor filantrópica son el Instituto de Enseñanza Media y las Escuelas Graduadas Eusebio da Guarda, el antiguo Mercado de Abastos de la plaza de Lugo y la iglesia de San Andrés.

Quizá su vinculación con el mar y los negocios ultramarinos de Eusebio da Guarda están en el origen de la historia que se acaba de contar, y por esas relaciones fue la pantera negra de Malaca a desembarcar en el puerto de A Coruña y se responsabilizó de ella este filántropo para que llegara sana y salva a su destino definitivo, la madrileña Casa de Fieras.