En el encontronazo público entre las Reinas de España, la mayoría de la opinión pública y publicada del país, digamos que, se puso de parte de la Reina suegra y las críticas y reproches se dirigieron más contra la Reina nuera.

Las dos reinas lo son por afinidad, es decir, por estar casadas con reyes, pero la suegra pertenece a la realeza por consanguinidad y la nuera solo por afinidad, ya que por consanguinidad pertenece a las clases medias.

De la Reina suegra siempre se ha dicho que es una excelente profesional. Seguramente se dice porque conoce al dedillo su papel de reina para el que fue educada desde su infancia, porque es muy conservadora, protocolaria y formal y porque sabe tragar con carros y carretas anteponiendo todo, incluso su dignidad y felicidad personales, a sus compromisos y deberes de cuna, rango y abolengo.

De la Reina nuera también se ha dicho que es una buena profesional, pero del periodismo, que es lo que ha estudiado y de lo que ha trabajado. A la realeza llega por el oficio de su esposo, por afinidad y, por lo que parece, no está dispuesta a cargar con carros y carretas, porque ello no se lo imponen ni su cuna, ni su abolengo, y seguramente tampoco quiere que se lo imponga su rango.

La Reina suegra hará siempre lo que tenga que hacer por ser quien es y tragará lo que tenga que tragar como muy bien ha demostrado. La Reina nuera tratará de cumplir su papel pero eligiendo tareas y, desde luego, sin tragar lo intragable.

La reina suegra es reina por origen y lo será toda su vida y todo su tiempo. La Reina nuera de profesión es periodista, digamos en excedencia por razones de servicio público, al que dedica gran parte de su vida y de su tiempo pero, por lo que parece, para ella no tiene por qué ser ni toda la vida, ni todo el tiempo.

También puede pesar entre las diferencias que la Reina nuera tenga la intención de educar a sus hijas para ser reina y princesa, pero también para no serlo, porque sabe en qué país vive y lo que vale un peine. Cosa que a la Reina suegra ni le cabe en la cabeza

Yo, por mi parte, con gran entusiasmo, liberaría a los dos de su penoso oficio pero caer, me cae mejor la nuera, que seguramente estará tomando notas y algún día podría contarnos cosas muy útiles para todos. La suegra nunca lo haría.