La escritora Pilar Pedraza (Toledo, 1951) acaba de publicar El amante germano (Valdemar). Con muchos trienios en la literatura y la investigación, esta profesora universitaria -ahora jubilada- de historia del arte y de cine es una mujer de cultura.

-"Los clásicos nos enseñaron a hacernos preguntas", dijo Paul Veyne, traductor de Virgilio.

-Siempre estamos siguiendo a los clásicos de alguna manera. Las grandes preguntas las han formulado ellos, porque la filosofía nace de los clásicos.

-¿Todavía estamos buscando respuestas?

-Las preguntas son tan ricas y profundas que toda la cultura posterior es una gran respuesta a los retos de la filosofía griega. En esta primera etapa del siglo XXI estamos más pendientes de la cultura más americana, tecnológica sobre todo, como si nos pudiera responder a preguntas fundamentales.

-Entonces, ¿qué sentido tiene quitar la filosofía de los planes de estudio?

-Eso es horrible. Hemos creado la filosofía para hacernos las grandes preguntas, ¿qué somos?, ¿de dónde venimos?, y ¿a dónde vamos? Quitar eso de los planes de estudio revela una falta de visión de la cultura que va a convertirnos en robots.

-¿Dónde estamos?

-Las industrias culturales están bien en tanto que democratizan medios que antes no se tenían. Pero los medios no son el objeto, sirven para alcanzar fines, y estos de alguna manera flojean mucho. No se ve un avance salvo en la tecnología. Pero los grandes valores que hemos heredado de los clásicos, de la Revolución Francesa y posteriores, se están barriendo.

-De su ópera prima Las joyas de la serpiente a El amante germano han pasado 34 años y quince novelas entre medio.

-Y muchos libros de ensayos. Quiero a todos mis libros mucho porque son mis hijos.

-En este último libro está todo el universo Pedraza, personajes freaks y sus preocupaciones por la mujer, la historia, el cine y el mundo clásico.

-Todo desde un punto de vista que no puede ser el del primer libro. Ahora puedo hablar de muchas cosas con más libertad que cuando era joven, donde me autocensuraba.

-¿Los años dan sabiduría?

-Sí, y libertad a privilegiados como yo. No creo que los años den mucha libertad a personas que ni siquiera pueden llegar a final de mes.

-¿Cómo crea el universo de Valeria?

-A base de convivir con mis personajes femeninos de la antigüedad voy sacando un entramado de distintos tipos de mujeres, algunas como Valeria que rozan la locura y se equivocan. Mi feminismo no es radical, de decir que las mujeres lo hacemos todo mejor. Valeria, el último de mis sujetos, tiene problemas graves de erotismo, de ilusión y de falta de realismo, pues es una privilegiada.

-¿Por eso busca a la hechicera Próxima Nigra?

-Cuando se cruza al azar, en la calle, con Druso, el germano, un hombre alto, rubio y guapo, que para ella es como un dios, lo compara con Aquiles y de repente cae desmayada por un flechazo amoroso. El personaje me encanta porque ella misma vive en un mundo fantástico porque cree haberse enamorado de un semidiós y que la magia le puede ayudar.

-¿Sorprendida por el boom de la novela histórica?

-Siempre ha habido novela histórica, lo que pasa es que con algunas excepciones, no ha llegado a pasar a la historia de la literatura. Pasan Ben-Hur y algunas de las magníficas del siglo XIX, que luego el cine recoge y las convierte en un mito cultural. Me parece muy bien que se intente reconstruir la historia.

-¿Le interesa alguna de las últimas?

-La que leí en mi adolescencia y que me marcó para siempre, Sinuhé, el egipcio. Luego del mismo autor, Mika Waltari, leí Marco, el romano.

-¿Nos hemos vuelto más intolerantes?

-No, pasamos más de las religiones.

-Las religiones aún están presentes en los grandes conflictos.

- El conflicto ahora con el Islam es más económico y político, que religioso. Eso no estaba en Sinuhé, el egipcio.

-¿Es progresista defender que una niña islámica lleve el velo en un centro público?

-Hay que ser respetuoso con este tema. Si una mujer criada en un ambiente islámico, que está en Europa, no quiere quitarse el velo, no se le puede obligar a quitárselo a la fuerza. Otra cosa es el burka y tapar el cuerpo de la mujer. Eso me parece indignante. Si quiere llevar el velo que se lo quede, pero la cara es una cuestión de orden público.

-"Cubos, cubas y sifones se pusieron en movimiento entre la multitud para contribuir al desastre. Así eran los incendios romanos. Menos mal que, con la reconstrucción posterior, el urbanismo de la ciudad iba mejorando", se lee al final del libro.

-Es lo que ha ido pasando a lo largo de la historia. No es que haya bondad en los desastres, pero si se saben gestionar bien condicionan el futuro.

-Nunca ha negado la influencia de Poe.

-Poe y muchísimos más. Pero Poe es un maestro.

-¿Le ha atraído alguna lectura últimamente?

-Soy más de leer literatura de la que me sirvo en los estudios que hago. Ahora estoy con un tema que me obliga a conocer ciertos aspectos de Poe que me habían pasado desapercibidos.

-¿Sorprendida por el éxito del último 8 de Marzo?

-No, y va a ir a más, porque cada vez más las mujeres tienen conciencia de la explotación a las que están sometidas. Me gustaría que se resolvieran los problemas de la brecha salarial, pero sin perder de vista que si somos la mitad de la población, debemos tener la mitad del poder.

-¿Hablamos de política?

-Me interesa mucho, y la veo muy mal a nivel global. España está convertida en un circo político. Soy anticapitalista del capitalismo actual.