Carlo Trezza (Roma, 1946) fue embajador de Italia en Seúl, uno de los puntos candentes del planeta, y jefe de la Representación Permanente de Italia ante la Oficina de Desarme de la ONU en Ginebra.

Hace tres décadas, Carlo Trezza fue el organizador en Mallorca de una cumbre hispanoitaliana entre el presidente Felipe González y su entonces homólogo Bettino Craxi.

-¿Cuál es la probabilidad de una guerra nuclear durante la próxima década?

-Los riesgos de un conflicto nuclear han aumentado en los últimos años. Corea del Norte era la zona más explosiva, aunque ahora con una evolución positiva.

-¿Cuál es la probabilidad de que ISIS consiga armamento nuclear durante la próxima década?

-Si ISIS sobrevive. El riesgo de que el armamento nuclear caiga en manos de terroristas no surge de que ellos se lo procuren, lo cual es difícil. Es más peligroso que se produzca una guerra civil en un país con armas nucleares, y que el terrorismo consiga robarlas o hacerse con ellas. El conflicto interno sirio ha hecho aflorar el armamento químico.

-¿Hemos de temer más a las bombas nucleares o a las centrales nucleares?

-Seguramente las bombas son más peligrosas que las centrales nucleares.

-Tiene gracia que el pánico nuclear estallara con la guerra de Corea.

-En la guerra de principios de los cincuenta, el general MacArthur propuso utilizar la bomba atómica. Estados Unidos mantuvo armamento nuclear en Corea del Sur hasta 1991, y hoy sabemos que Corea del Norte ha desarrollado bombas atómicas. ¿Cuántas tiene? No lo sabemos, ni su nivel de utilización.

-Kim Jong-un, ese gran hombre.

-No llegaría a tanto, pero ha aprovechado la oportunidad que le ofrecía el presidente de Corea del Sur. Ha aceptado con inteligencia y ha propuesto eliminar su arsenal nuclear.

-¿Kim Jong-un está simplemente loco?

-Es superficial llamarlo loco, aunque es claramente un dictador, con un país anómalo en el que oprime a sus ciudadanos. Siendo embajador en Seúl, visité las Montañas del Diamante de Corea del Norte.

-En los años cincuenta, los escolares americanos ensayaban en clase la reacción a un ataque nuclear.

-Así ocurría durante la Guerra Fría. No soy amigo de crear pánico, pero deberíamos ser más conscientes de los riesgos nucleares.

-¿Por qué no tenemos miedo de una guerra nuclear?

-Porque la gente no se da cuenta. Nadie habla de esto, ni los periódicos ni los políticos. Sin embargo, deberíamos estar preocupados.

-Trump rompe el tratado con Irán.

-Es un enorme error, Estados Unidos podía comprobar cada tres meses que Irán no desarrolla armamento nuclear. Trump rompe el tratado porque lo firmó Obama, y todo lo que hizo su predecesor está mal.

-Frente a Trump, la diplomacia no es una opción.

-Es lo que dice y hace. El presidente estadounidense funciona por la pura improvisación, como al cambiar de idea sobre Kim Jong-un. Escribe un tuit con lo que le pasa por la cabeza en ese momento. No es el método tradicional de los Estados.

-En Italia no ha quedado un partido en pie.

-No tenemos Gobierno, y la frustración del electorado le lleva a cargar contra los partidos que no cumplen las promesas efectuadas en campaña. Este desengaño les impulsa a votar a formaciones populistas sin tradición. El país sigue funcionando, pero falta un proyecto.

-También era más optimista la España de los ochenta, en la que usted fue primer consejero de la embajada.

-Creo que sí, porque se estaba abriendo a Europa y se beneficiaba de la entrada en la UE. En conjunto era más optimista, pero el pesimismo no es solo un problema español. No hemos salido completamente de la crisis.

-Las sanciones funcionan, incluso contra Rusia.

-Personalmente, pienso que las sanciones deberían ser aprobadas por las Naciones Unidas, pero el consejo de seguridad está paralizado por los países con capacidad de veto. Cuando entran en juego sus intereses, ninguna iniciativa puede prosperar.

-¿Los futuros soldados serán robots?

-Hay un gran debate mundial para prohibir este tipo de armas. Me conmociona la posibilidad de que una máquina decida a quién matar. El militar ha de cumplir órdenes, respetar las reglas y arriesgar su vida.

- La paz perpetua , escribía Kant.

-Es una utopía. En 1987 escribí en El País un artículo titulado En el camino de la utopía, felicitando a España por firmar el Tratado de No Proliferación. Mencioné que Francia no lo había ratificado y fui desinvitado a una cena a la embajada francesa en Madrid, algo hartamente inusual en los códigos diplomáticos.

-¿Cuánto vale una sonrisa en una negociación nuclear?

-Más que la sonrisa, cuenta la credibilidad, la capacidad de cumplir lo que se ofrece. Los pactos multilaterales no debieran olvidar a los países pequeños, para centrarse únicamente en las superpotencias.