-El álbum Que corra el aire simboliza su regreso después de cinco años sin lanzar un disco con canciones originales, ¿se propuso componer un repertorio luminoso para este reencuentro?

-Me alegra que lo llame luminoso porque, aunque haya canciones con una historia fuerte y que contengan una emoción determinada, como Lucas, creo que, verdaderamente, todas las canciones acaban por tener como objetivo la mejora de nuestra vida y la alegría por poder compartir momentos con la gente que quieres. En ese sentido, creo que no hay tristeza en las letras de Que corra el aire, aunque pudiera parecerlo a priori.

-En varias canciones hace hincapié en la idea de que estamos de paso, ¿esa conciencia brinda más paz que angustia?

-Aunque creamos lo contrario, saber o tener certezas sobre ciertas cosas en la vida es más luz que sombra. A mí me gusta hablar, cantar y expresar aspectos de la vida en general, lo cual implica lo amable y lo desagradable, lo oscuro y lo luminoso, pero, al final, me inclino siempre por dejar la sensación de que merece la pena vivir. No es que haga música para pegar saltos todo el rato, pero sí con el objetivo de que la gente se vaya con la sensación de que todo está bien, aunque a veces nos sintamos abatidos.

-¿En qué medida se corresponde este último disco con su momento vital?

-Pues eso siempre es difícil de catalogar, aunque en mi caso he de decir que un disco siempre refleja un momento vital sobre ese período que va entre el álbum anterior y el nuevo. No quiero decir que recoja estrictamente mi situación, porque no le pongo barreras ni muros a la música para que no reciba influencias de esto o de lo otro. Pero cada disco recoge aquello que me emociona, que he vivido en primera persona y que he escuchado o visto en ese período de tiempo. Incluso aunque haya, de repente, una canción dedicada a mi padre, que es una resumidísima referencia biográfica a mi pasado, pero siempre como reflejo de ese período determinado. Por eso, ninguno de mis discos es igual, ni siquiera a nivel de sonoridad, porque en todos estoy en momentos distintos, con otras vivencias e influencias.

-Siempre ha querido huir de las etiquetas, ¿concibe la música como una búsqueda o un experimento?

-Yo he huido de las etiquetas y, desde mi primer álbum, he demostrado que podía hacer una canción dedicada a mi primer amor y, luego, otra en la que estaba harta de ser una muñeca más, que necesitaba escapar y salir de ese mundo que me oprimía. Básicamente, no es que huya, sino que creo que hacer cualquier tipo de canción que se me ocurra es una manera de ser libre y yo he elegido la música, entre otras razones, porque consideraba que a través de la música era más libre que sin ella.

-¿Hoy se siente más libre que entonces?

-No suelo hacer mucho balance en ese sentido, pero siempre me he sentido libre y también siento que, por ejemplo, ahora escribo mejor que antes y puedo expresar más cosas a nivel interpretativo que hace tiempo, por lo que quizás ahora tiene un significado más certero aquello que canto y también eso me hace más libre. Entonces, sospecho que hoy soy un poquito mejor, pero no lo suficiente todavía.

-¿Quizás se reconoce un poco autoexigente?

-Bueno, hay que exigirse siempre, ¿no?

-También, en su caso, se adentró en la música por vocación.

-Absolutamente. Por suerte, he tenido un objetivo en la vida que era dedicarme a la música y aprender a vivir a través de ella. Y todavía dedico mi vida a ese objetivo.

-¿Cuál diría que fue el punto de inflexión en su carrera? ¿Quizás su incorporación a la banda sonora de Tacones Lejanos , de Almodóvar?

-Sí, a través de esas dos canciones -sobre todo, Piensa en mí- se abrieron muchos mercados y muchos países a los que, sin esa experiencia, a lo mejor me hubiera costado más llegar. Tacones Lejanos fue una película con mucho éxito y las dos canciones gustaron mucho al público en general. Y lo asombroso es que da igual en qué país: yo sé que puedo ir a Japón, cantar Piensa en mí y que la gente la recibirá levantándose, al igual que en China, Grecia, Turquía o cualquiera de estos países a los que voy con cierta frecuencia, lo cual es muy estimulante y considero aún un regalo. Siempre digo que mi relación con Pedro Almodóvar es la de alguien sumamente agradecida, porque fue él quien consideró que yo debía cantar esas canciones.

-Con respecto a los cambios abismales en el panorama musical español desde sus inicios en los 70, ¿cuáles le inquietan más?

-Las cosas sí que han cambiado muchísimo, incluso, en relación a cómo se relaciona la gente con la música, no sólo por los distintos soportes donde se escuchaba y se escucha la música ahora, sino por lo que significaba estética y socialmente la música entonces y lo que significa ahora. Creo que, a través de la música, uno puede ver y analizar cambios fuertes en el comportamiento social en general, pero este debate da para hablar mucho. En mi caso concreto, las grandes diferencias son casi las exteriores: yo sigo dedicándole horas y mi vida a la música, sigo teniendo ilusión, afán de mejora y visión por ser mejor. Digamos que el decálogo de comportamiento en mi relación con la música apenas ha variado.

-¿La música alivió también los momentos más difíciles?

-Siempre. Incluso en mi enfermedad, en los dos casos, me dediqué a hacer dos discos, con lo cual la música estuvo muy presente, animándome y, en el caso de La Pasión (2009), dándome posibilidades de volcarme en un terreno que no conocía más que superficialmente, que es el mundo del bolero y de la canción latinoamericana, que me permitió escuchar décadas de música de los años 30, 40, 50 y 60. La música siempre me ha ayudado y me ha servido para muchas cosas en los mejores y peores momentos de mi vida.

-Deduzco que no contempla un punto final a su carrera en la música

-Yo no sé si voy a cantar toda mi vida hasta que no pueda más, pero me imagino que en el momento en que me sienta débil o cerca del final, quizás... Pero lejos de la música sí sé que no voy a estar nunca. No sé si me dedicaré más a la composición o si me pondré a estudiar y sacar la carrera de piano por fin, ¡no tengo ni idea! No es algo que me haya propuesto, pero lo que sí tengo claro es que mi planteamiento en este momento es que: ¿cómo se puede uno alejar de la música cuando ha significado tanto en su vida? Es que no es sólo mi profesión, sino que es a través de ella como vivo, así que no puedo ser solo una oyente, sino que tengo que ser parte activa de la música porque la música es parte de mí.