Gemma Malvido

A Coruña

Es de carne y hueso, de imaginación y de espuma de látex, es Lawrence Makore. Cuando era pequeño le encantaba disfrazarse de Superman y ahora es Lurtz, el líder de los orcos Uruk-hai, lo que surge después de cuatro horas de maquillaje y de aplicar, una por una, cinco de las técnicas más avanzadas de caracterización para monstruos de cine.

La Fundación Caixa Galicia acogió ayer, una demostración de la transformación del actor neozelandés en uno de los personajes de la saga creada por Tolkien y recreada por Peter Jackson.

Natalia, de siete años, es aficionada a El señor de los anillos desde hace un año. Se levantó a las ocho y media de la mañana para ver a Lurtz, porque la sesión de maquillaje empezaba a las diez y media de la mañana. "Es que venimos desde Neda", explicaba su madre, que empezó a leer la obra de Tolkien a los 18 años.

En el auditorio de la Fundación se dieron cita, seguidores de la Tierra Media, aprendices de maquilladora, visitantes a la exposición, niños, abuelos, amantes del mundo creado por Tolkien y despistados que, atraídos por el bullicio de las cámaras de fotos, se pasaban a ver la creación de un monstruo, paso a paso.

Primero fue la calva, después el cuello y la cabeza, las prótesis de la cara, el mentón, los dientes, la boca y los ojos que se colorean de rojo, para dar vida al efecto de la sangre, el secador que fija los colores y el pegamento, la masa blanca que une unas piezas de máscara con otras; el aerógrafo que reparte pintura negra y convierte a Lurtz en un personaje más terrorífico si cabe. Después la peluca, las lentillas amarillas que hacían llorar los ojos del actor y la armadura. El equipaje perfecto para un personaje que "no conoce el miedo, que no conoce el dolor", como relataba Saurman en la trilogía.

Entre capas de maquillaje, pegamentos, pinturas y bandas adhesivas, los asistentes pudieron tocar los pies de espuma de látex que utilizó Frodo en las películas, las cotas de malla utilizadas en los uniformes de los guerreros y los brazos que completaban el vestuario de Lurtz.

"El de El señor de los anillos es, con diferencia, el trabajo más difícil que he realizado en toda mi carrera", afirmó la maquilladora Frances Richardson durante la caracterización del actor neozelandés.

"De pequeño me asustaba Christopher Lee, gracias a este personaje yo tenía la oportunidad de asustarle a él, pero no fue posible", declaró, entre prótesis faciales y pinceladas de maquillaje, Makore. El que sí se asustó, la primera vez que se vio en el espejo, después de haberse sometido al cambio de imagen, fue el propio actor.

Durante el proceso de conversión de persona a orco, Makore se resiente del calor, de los picores, de la falta de movilidad y de lo que, inevitablemente, llegará después, otras dos horas sentado para despojarse de toda esa base de maquillajes, armaduras y piezas que conforman su cara más conocida.

Las clases de artes marciales, la paciencia, los ejercicios previos a la colocación de las prótesis y la respiración pausada son los mejores aliados de Makore en las largas sesiones de maquillaje.

-¿Cuánto dinero cuesta caracterizar a Makore una sola vez?

-Las prótesis son de un único uso, así que el proceso es bastante costoso, pero lo peor es encontrar a alguien que se lo ponga.

-respondía la maquilladora-

"Sí, mí estúpido", bromeaba Makore, cuando las prótesis todavía le permitían reírse y hablar con facilidad.

Durante todo el proceso de cambio de imagen del actor, sonaban las melodías de la banda sonora de la trilogía creada por Peter Jackson y secuencias en las que se mezclaban las escenas del viaje de Frodo, con el anillo y con fragmentos en los que el capitán de los Uruk-Hai mostraba su rostro más despiadado.

-¿A qué sabe la sangre de orco?

-A queimada -respondía muy serio el jefe de los Uruk Hai-.