El centro gerontológico La Milagrosa se pone a punto para la inauguración, este mes, de un jardín al que han bautizado ya como "de los sentidos" y es que los internos y los usuarios del centro de día podrán despertar de su letargo los recuerdos vividos gracias a los olores de las hierbas aromáticas que estarán plantadas en este nuevo espacio.

Cuenta la presidenta de la asociación de jubilados y pensionistas de A Coruña, María Luisa Ansorena, que serán los enfermos de alzheimer los que se encargarán de cuidar no sólo de las plantas aromáticas del jardín de los recuerdos, sino también de las decenas de pajarillos que, en una de las esquinas del parque, cantarán durante el día. "No les vamos a pedir que limpien la pajarera, pobrecitos, pero sí que se encarguen de darles de comer", explica Ansorena ante la enorme jaula recién pintada.

Los pájaros los han elegido con mucho cuidado. "No podían ser de los que cantan por la noche", explica Ansorena y es que un centro como el de La Milagrosa que tiene 64 internos, necesita silencio absoluto cuando cae el día.

Codornices, periquitos y pájaros de muchos colores serán los protagonistas de este espacio dedicado a la vida animal que se encuentra enfrente de un aula al aire libre en la que los enfermos podrán asistir a clase. No hay pizarras ni mesas con compases ni estuches de colores, lo que sí habrá será sillones ergonómicos que les ayuden a estar cómodos durante las sesiones.

La reforma cuenta con una inversión de 162.000 euros y, además de pájaros de colores, sillones y plantas aromáticas con poderes para transportar al pasado a los que tienen la memoria más cansada, habrá dos tipos de fuentes: unas para beber -con dos grifos, uno para los que pueden beber de pie y otro para los que han de hacerlo desde una silla de ruedas- y otra de adorno, para que los mayores se entretengan viendo cómo el agua sube y baja por un fondo de mosaico azul.

Los obreros se afanan esta semana en dar los últimos retoques a un lugar que se convertirá en un estímulo para los sentidos que se han ido apagando con el paso de los años. El suelo de caucho, como el de los parques infantiles y las protecciones para que nadie se haga daño en sus paseos, le da una apariencia de sitio para niños, pero no lo es.

Confía Ansorena en que la inauguración llegue pronto porque eso significaría que han acabado ya las obras y que todas las piezas metálicas han sido cubiertas con un verde que devolverá a muchos a las tardes en las que la naturaleza era su mayor divertimento.