A Mesa pola Normalización Lingüística ha enviado una carta a varios establecimientos comerciales de la ciudad en la que los amenaza con abrirles un expediente por no utilizar el idioma gallego. La plataforma los acusa de evitar el empleo de la lengua vernácula en sus escaparates y rótulos, de nombrar a la ciudad con el topónimo en castellano e incluso de discriminar a sus clientes por cuestiones idiomáticas.

Los comerciantes, aunque

A Mesa es una entidad privada independiente de las administraciones públicas, sienten temor cuando leen la carta debido a la terminología empleada por el

remitente.

A Mesa habla en sus cartas de apertura y cierre de expedientes, un lenguaje que para los que desconocen que la plataforma por el gallego está desvinculada de la Administración resulta inquietante, por sus similitudes con la terminología judicial.

El contenido de la carta, por tanto, no implica ninguna obligación para los comerciantes que, en contra de lo que A Mesa expresa en el texto, tampoco tienen que remitir una contestación.

Los representantes de los comerciantes de la ciudad manifestaron su disconformidad con la iniciativa de A Mesa y defienden que cada comerciante tiene derecho a escoger el idioma que utiliza en su establecimiento.

"Me choca que en una democracia y en un país de libertades venga alguien a decirme lo que tengo que hacer en mi casa", critica el presidente de los comerciantes de la Zona Obelisco, Antonio Amor.

Amor añade que Galicia es una comunidad bilingüe, por lo que los ciudadanos tienen derecho a expresarse tanto en gallego como en castellano. "Conozco comerciantes que rotulan en los dos idiomas y otros que, por el tipo de clientela que tienen, sólo lo hacen en castellano. En la calle Real los hay incluso que usan el español y el inglés. Si somos bilingües, que cada uno use el idioma que le apetezca", declara.

El presidente de la asociación de comerciantes de la Ciudad Vieja tampoco está de acuerdo con las advertencias de A Mesa, aunque recuerda que ésta es una entidad privada y que sus mensajes son simples consejos sin repercusiones legales.

"A Mesa es una entidad privada. Para mí, aunque todavía no he visto esas cartas, es como si me da un consejo el Círculo de Lectores. Cada uno puede usar en sus comercios el idioma que quiera", explica Adolfo López.

Antonio Amor se muestra más crítico que su homólogo del casco antiguo y habla incluso de una persecución contra los ciudadanos que utilizan el castellano. "Siempre hubo una concordia y parece que desde algunos sectores quieren romperla. Me parece algo sorprendente que ocurra esto. Se está estigmatizando a los que hablamos castellano", lamenta.

El PP denunció ayer que A Mesa ha abierto 500 expedientes en toda Galicia y anunció que presentará una pregunta ante el Parlamento gallego en la que exigirá que la Xunta explique si conoce la existencia de las misivas y, de ser así, por qué ha permitido que éstas fueran enviadas.

"Estas misivas suponen que esta entidad está asumiendo con un afán superior competencias que no le corresponden en un tono coaccionador exigiendo que se les responda", dijo la diputada popular Beatriz Mato.

El portavoz del PP en el Concello, Carlos Negreira, recalcó que el contenido de la carta "ni obliga, ni vincula".