La inspectora de Educación, a quien corresponde el control del Liceo La Paz, ya ha remitido al Juzgado de Instrucción número 3 de A Coruña el informe sobre el ahogamiento del niño de cuatro años Diego Novo, que le reclamaron los investigadores policiales el mismo día de su fallecimiento, el 30 de marzo. El contenido de este documento ha sido duramente criticado por el letrado que representa a la familia del alumno, José Luis Gutiérrez Aranguren, en un escrito que ya ha hecho llegar al juzgado que se encarga de investigar las circunstancias en que falleció el estudiante. Para el abogado, quien acusa a la inspectora de omitir datos, el hecho de que tardase 38 días en presentar el informe "pone de manifiesto una evidente desidia y una indudable falta de colaboración con la Justicia".

Para Gutiérrez Aranguren, no existe "menor justificación" para tardar 38 días en presentar un estudio sobre una "materia carente de complejidad", ya que la documentación empleada por la inspectora le fue remitida por fax desde el centro escolar los días 31 de marzo y 1 de abril. También acusa el abogado a la funcionaria de Educación de "falta de objetividad y de mala fe", por limitarse a "oír a los responsables del colegio y a dar por buenas las conclusiones unilaterales e interesadamente confeccionadas por ellos para la ocasión". La inspectora recoge en su informe que la dirección del centro le informó de que el niño había estado unos segundos bajo el agua.

Sobre este extremo, insiste la acusación particular en que la cinta de la cámara de vídeo que graba lo que sucede en una parte de la piscina permite sostener que el alumno fue rescatado a las 10.40 horas, y no a las 10.30 horas, como se recoge en el informe de Educación.

Otro de los asuntos que el letrado menciona en su escrito es que la inspectora "omitió destacar el incumplimiento por el centro" de un decreto de la Consellería de Sanidade relativo a las piscinas usadas por niños pequeños. El artículo dos del decreto 103/2005 recoge la definición de los vasos infantiles, que pueden tener una profundidad máxima de sesenta centímetros y unas pendientes no superiores al 10%. Dice la norma que su emplazamiento ha de ser independiente, para que los niños no puedan acceder fácilmente a otros vasos de la instalación. Para Gutiérrez Aranguren, en el Liceo se incumple de manera clara este decreto, lo que tendría que haber sido castigado por ser una infracción considerada grave. El abogado de la familia del niño fallecido reclama en un escrito a la magistrada que instruye el caso que pida a la Policía Judicial que mida la piscina del colegio para determinar tanto la profundidad máxima, la pendiente y la superficie de su lámina de agua.

Quiere conocer estos datos la acusación particular porque de ellos depende que en el recinto tenga que haber uno o dos socorristas. Las piscinas que miden entre 500 y 1.000 metros cuadrados de lámina de agua tienen que contar con dos personas que se encarguen de vigilar la instalación. Diego Novo falleció alrededor de las 10.30 horas de la mañana del 30 de marzo en la piscina del colegio Liceo por ahogamiento. El médico del 061 que lo atendió declaró que, en su opinión, estuvo más de diez minutos bajo el agua.