La magistrada del Juzgado de Instrucción número 3 de A Coruña llamó ayer a declarar por segunda ver a la monitora que el 30 de marzo se hizo cargo de la clase de Diego Novo, el niño de cuatro años del colegio Liceo que falleció ahogado en la piscina. Tanto en su declaración en comisaría como ante la juez, la profesora dijo que en ningún momento se había ausentado del recinto, pero el vídeo de una cámara que graba parte de las instalaciones desveló que no había sido así y que salió del agua algo más de dos minutos para ir al aseo.

Fue desde las 10.29 hasta pasados unos segundos de las 10.31 horas. Ayer declaró en el juzgado no recordar con claridad si, en ese intervalo, dejó a alguien encargado de la clase de Diego Novo. Lo que sí afirmó con seguridad es que, a su regreso, los niños seguían dentro de la piscina, lo que demuestra que los alumnos no salieron del agua unos minutos antes de lo previsto, como afirmó alguno de los testigos.

Como ya había sostenido en su primera declaración judicial, ella entiende que no era la responsable de la clase del niño fallecido, que tendría que estar controlada por el socorrista, quien negó tener esta responsabilidad. El día en que el niño se ahogó, la profesora que le solía dar clases de natación recibió permiso de la dirección para marcharse del centro. Ese fue el motivo de que la otra monitora, la que ayer declaró, estuviese en la piscina. Fue la única que rechazó ser responsable del grupo. Tanto la profesora titular como el socorrista declararon que la función de este último es vigilar la piscina, pero no impartir las clases.

La marcha de la monitora al aseo confirma en opinión del abogado de la familia de Novo, José Luis Gutiérrez Aranguren, la teoría que ha venido manteniendo hasta ahora. El letrado que ejercerá en el juicio la acusación particular cree que el alumno salió de la piscina a las 10.25 para ir al cuarto de baño. Alguien le sacó la burbuja y el menor se fue solo a los aseos. En la entrada se encontró con una profesora de apoyo, quien estaba bajando a la piscina desde el aula para ayudar a cambiar de ropa a los niños.

Ella dijo que se encontró con el alumno a las 10.26 y que no lo vio salir porque se entretuvo hablando con otra profesora, aunque no supo precisar el tiempo, que en unas declaraciones fueron unos segundos y en otras unos minutos. Gutiérrez Aranguren cree que el niño regresó a la piscina cuando la monitora sustituta estaba en los aseos y que se metió en el agua sin darse cuenta de que no llevaba la burbuja. En su opinión se ahogó en medio de sus compañeros, sin que nadie se diese cuenta. El movimiento del agua impidió a los monitores -según la teoría de la acusación particular- ver al niño hasta que la superficie quedó lisa.

También declararon ayer en el juzgado que se encarga de investigar el caso los propietarios del colegio, que negaron cualquier tipo de responsabilidad en la organización de las clases y en el diseño de las medidas de seguridad en la piscina. Estas personas, que declararon en calidad de testigos, aunque la acusación particular reclamó que lo hiciesen como imputados, dijeron que las personas encargadas de las cuestiones organizativas son el jefe de estudios y el director técnico. Cuando ellos declararon, dijeron que los dueños del Liceo eran los responsables de las medidas de seguridad, tarea que compartirían, según ellos, con el coordinador de las actividades acuáticas.