Carlos Marcos fue el más rápido de todos. Lleva ventaja y no piensa desaprovecharla. Ni mucho menos cederla a otros. A los que van por detrás en la carrera legal que se acaba de iniciar en favor del topónimo en castellano de la ciudad. Precisamente porque sabe que lleva la delantera no le preocupa que la Federación de Asociaciones de Vecinos de A Coruña y Área Metropolitana presentara ayer en el registro del Parlamento una iniciativa legislativa popular con el mismo propósito que la suya: modificar la Ley de Normalización Lingüística del año 1983. O, dicho de otra forma, conseguir que tanto la forma en castellano como en gallego del topónimo sean oficiales.

Aprovechándose de que su iniciativa y la de la federación de vecinos son "idénticas" y de que él fue el primero en plantear este recurso para recuperar el uso oficial de La Coruña, Carlos Marcos saca partido a la visita que efectuó el martes de la semana pasada al registro del Parlamento en Compostela, adelantándose a la federación de vecinos.

Y aprovecha también el texto de la ley que regula las iniciativas legislativas populares, aquellos procedimientos mediante los que se modifican los documentos jurídicos a través de la recogida de firmas de los ciudadanos, como es el caso. Dicha ley establece en su artículo sexto, dentro de los supuestos que prevén el rechazo de una iniciativa legislativa popular, que el Parlamento puede desestimar estas solicitudes en caso de que se "reproduzca otra iniciativa legislativa popular de contenido igual o sustancialmente equivalente que se encuentre en trámite". Y en trámite se encuentra con más de una semana de ventaja la de Carlos Marcos y Unión Coruñesa.

Carlos Marcos lo sabe, la federación de vecinos también. Y cada uno de ellos juega sus cartas. El presidente de Unión Coruñesa, sabiéndose por delante, confía en que la mesa del Parlamento gallego acepte su solicitud para comenzar a recoger las 15.000 firmas necesarias para que el Parlamento debata la modificación de la ley. "Nuestra iniciativa nos la van a aceptar, seguro. Tienen que hacerlo, porque nuestra propuesta no deja lugar a ambages", defiende Carlos Marcos. En la otra orilla, la federación de asociaciones de vecinos, sabiéndose por detrás, tienta a Unión Coruñesa para que se unan las dos iniciativas; incluso la presidenta de la federación, Luisa Varela, aseguró hace unos días que contaba con el compromiso de Carlos Marcos para retirar su solicitud en caso de que los vecinos presentaran la suya. "Yo no conozco a esa señora de nada", replica el presidente de Unión Coruñesa sobre la presunta promesa que le habría formulado a la dirigente vecinal.

Varela, por si acaso, ya piensa en lo que pasaría de salir mal su iniciativa. Da por hecho que a la federación se le concederá el permiso para recoger las firmas, otra cosa es que el debate posterior en el Parlamento que forzarían las rúbricas dé como resultado la modificación de la ley de normalización.

¿Y la Xunta qué tiene que decir al respecto? Pues, por el momento, desde el Parlamento se limitan a subrayar que ninguna de las dos iniciativas han sido admitidas a trámite, la mesa de la cámara dispone de un mes para decidir desde que entran por registro. Sin embargo, matizan: "Es muy difícil que se admitan a trámite todas juntas".