Los vecinos no tienen clara la postura del alcalde de la ciudad, Javier Losada, sobre la policía de barrio. Dijo que estaba "obsoleta", que ya no tenía sentido en los tiempos del sistema de comunicaciones Tetra -en el que el Concello invertirá un millón de euros-, y que eso de que los agentes anden todo el día, de arriba para abajo, por las calles de un barrio es cosa "del siglo pasado".

Se reconocen ciudadanos de cien años atrás los representantes vecinales si hace falta y es que, para la mayoría, el servicio que hacían los agentes de barrio no es comparable al que reciben de los policías que patrullan las calles de la ciudad en coches o motos.

Tienen saudade de aquellos policías que conocían a los comerciantes, que les saludaban y a los que le podían ir a contar que habían visto a según qué gamberro merodeando por sus calles.

Reconocen que, si se cumple lo que el alcalde anunció el martes -que una patrulla podría estar en cualquier punto de la ciudad cinco minutos después de haber sido avisada- el sistema de vigilancia y la seguridad están garantizadas, pero creen que hay un flanco que no está cubierto: el de la cercanía, el de las pequeñas cosas de cada día.

El que menos se cree el mensaje del regidor municipal es el representante de los vecinos de Eirís, Xesús Prado, y es que no han sido ni una ni dos ni tres las veces que ha tenido que esperar más de media hora para que una patrulla de la policía atendiese a sus denuncias. "Te cansas de esperar", concluye y reconoce que, tal y como estaba planteada la policía de barrio, no era efectiva al cien por cien y reclama que, en el futuro, sea una pareja de agentes la que recorra las calles; aunque cree también que, quizá, sea "quemar recursos" el tener a dos policías caminando todos los días por las mismas calles.

En lo que están de acuerdo los portavoces vecinales es en que, si hay policías, han de ser visibles para los ciudadanos. "De nada vale que haya cuarenta agentes de paisano si, cuando pasa algo, los vecinos no saben a quién van a ir a contárselo, si al señor que está paseando al perro o a la mujer con el carro de la compra", se queja el presidente de la asociación de vecinos de Riazor que, como todos sus homólogos en las entidades vecinales de la ciudad, lo que pide encarecidamente al Concello es que exista coordinación entre los diferentes cuerpos de seguridad.

"Antes el policía de barrio llevaba un walkie talkie en el bolsillo que casi ni funcionaba y, así no se puede, pero con las facilidades que hay ahora, es muy fácil que se coordinen", propone Méndez.

Quien se muestra también partidario de la vuelta de la policía de barrio es el portavoz de la oposición, el líder del PP, Carlos Negreira, que reclamó en varias ocasiones al Gobierno local la implantación de este servicio que, según algunos vecinos, no hacía tanto una labor defensiva como preventiva de los delitos.

"Yo no la voy a echar de menos porque nunca la he visto por la Ciudad Vieja", dice la representante vecinal Rosa Quiroga. Y se pregunta qué es lo que ha cambiado tanto en la sociedad para que antes fuesen necesarios policías en todos los barrios y que ahora baste con que las patrullas circulen por las calles en coches o motos. Para Quiroga, aunque nunca haya gozado de sus servicios, la presencia de agentes cercanos es necesaria. "Si lo era entonces, ¿por qué no ahora?", cuestiona, pero no encuentra ninguna respuesta en los argumentos del alcalde ni en su manera de entender la nueva distribución del trabajo de seguridad en la ciudad, a la que el regidor bautiza como "poliédrica".

Tan sólo la representante de los vecinos de la Ensenada do Orzán, Aure López, se sienta en el bando del alcalde y defiende la nueva estructura; el avance aplicado al día a día. "Un policía de barrio, si está en la otra punta, tarda media hora en llegar y, cuando llega ya no hace falta", se queja López y denuncia que, en algunos casos, el policía de barrio -por la proximidad y por pasarse los días y los años patrullando por las mismas aceras- se convertía en un vecino más y conseguía forjar una relación de "familiaridad" que, según la portavoz de los residentes en la Ensenada do Orzán, rayaba la camaradería y eso iba en perjuicio de su labor como agentes de la autoridad.

No está del todo contenta López con los que, en la actualidad, se encargan de preservar el orden, cuando menos en su zona. "Los hay muy buenos, pero también muy malos y, lo quieran o no, son funcionarios; cobran de los ciudadanos y están a su servicio", se queja y defiende la labor de la Policía Nacional y, un poco menos, la de la local.

Obsoleta o no; de otro siglo o la realidad de cada día. Los vecinos se ponen de acuerdo en que, por lo que sea, se sienten más seguros si saben que hay un policía recorriendo sus aceras. Admiten que, quizá, no estará allí cuando lo necesiten, que, si lo que anuncia el regidor es cierto, bastarán cinco minutos para que una patrulla de agentes se presente en su zona y les ayude a solucionar el problema -y quizá a detener a los malos-, pero no quieren deshacerse de una figura que tienen todavía más que presente en sus recuerdos.

"No es que no vayan a pasar cosas si hay policías de barrio o que vayan a llegar antes que los que van en coche o en moto, porque su labor es más preventiva que de acción. La gente les conoce y les cuenta sus problemas", expone el portavoz de los vecinos de Monte Alto, José Ucha, que, al igual que su homóloga en Os Castros y San Diego, Milagros Vieites, defiende la labor de los agentes de barrio. "Seguridad la tienes porque patrullan por la carretera; pero que estén en las aceras y que todos les conozcamos te hace sentir más segura", admite Vieites que ve este servicio como un "apoyo".

El alcalde, Javier Losada, dio la bienvenida el pasado martes a quince agentes de la Policía Local que acabaron ya su formación en la Academia Galega de Seguridade y que, junto a otros cinco efectivos -procedentes de otros cuerpos de seguridad municipales- engrosarán la plantilla de 355 policías del Concello.

Este aumento de agentes obedece al compromiso electoral de Losada de ampliar la plantilla de la Policía Local en cien profesionales durante esta legislatura.