De entre todas las posibles amenazas identificadas por la Unesco para la Torre de Hércules, la mayor de ellas, superior incluso a los accidentes marítimos o el efecto de las visitas turísticas, es la presión urbanística derivada del crecimiento de la ciudad. Esta conclusión la obtuvo el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios Histórico-Artísticos (Icomos) después de analizar la candidatura presentada para que el monumento se convirtiera en patrimonio de la humanidad. Está recogida en el informe elaborado por este órgano consultivo de la Unesco para mostrar sus impresiones acerca de la propuesta.

Este documento, disponible en inglés y francés a través del archivo electrónico de la Unesco tiene como fecha de emisión el 10 de marzo de 2009, tres meses y medio antes de que el faro romano fuese declarado patrimonio de la humanidad en Sevilla el sábado 27 de junio del año pasado. Como tal, el informe es una evaluación del proyecto justificativo redactado por varios organismos públicos para que el faro pasase a engrosar la lista de monumentos del patrimonio mundial. Mediante este análisis, el Icomos también emite su opinión acerca de los proyectos y la documentación remitida por el Ayuntamiento, entre la que se cita un plan de doscientas páginas sobre la conservación del monumento.

Pese a esta advertencia documentada sobre la amenaza del desarrollo urbanístico para la Torre, el primer teniente de alcalde y concejal de Promoción Económica y Turismo, Henrique Tello, restó ayer importancia a las consecuencias que podría tener la urbanización de seis edificios proyectada por el plan general a quinientos metros del faro. Tello calificó de "rumores" los avisos lanzados desde el Icomos acerca de los efectos negativos que esta actuación podría tener sobre el título en futuras revisiones. A pesar también de que no quiso "colgarse medallas", afirmó que el Ayuntamiento ya ha cumplido con el 85% de los requisitos establecidos por la Unesco. Por todo ello, el teniente de alcalde negó sentirse "preocupado" y afirmó que el expediente elaborado en su día para apoyar la candidatura de la Torre está "muy bien hecho". Del trabajo efectuado por el Ayuntamiento dio buena cuenta el Icomos en el informe que a continuación se expone.

. Presión urbanística. En el apartado número cuatro del documento, encabezado por el título Factores que afectan a la propiedad, el Icomos expone que la "falta de espacio" para construir en el área urbana de la ciudad ha obligado en el pasado a emplear el suelo disponible en las afueras. "Es posible que esto ocurra de nuevo si no se presta atención", añade el informe. Para dejar claro que el entorno de la Torre no es de uso residencial, los técnicos del comité internacional encargado de redactar el análisis recuerdan que hoy en día los terrenos existentes alrededor del faro romano son "percibidos y utilizados" por los habitantes de la ciudad como una zona destinada a las actividades deportivas y de ocio. Después de exponer estas características relacionadas con los condicionantes de desarrollo de la ciudad, el Icomos concluye: "Icomos considera que la principal amenaza para la propiedad es la presión del crecimiento urbano". Esta advertencia la lanzó en marzo del año pasado, antes del nombramiento del faro como patrimonio mundial y con el desconocimiento del proyecto para levantar seis edificios, algunos de ellos bloques de pisos de hasta siete alturas, en las cercanías del monumento, en una parcela vacía entre el polígono de Adormideras y la ciudad deportiva existente en las cercanías de la Torre.

. Los efectos del turismo. Dentro del mismo apartado dedicado al urbanismo, el informe analiza las consecuencias que tiene sobre el monumento la llegada de turistas. El Icomos sitúa esta amenaza inmediatamente por debajo del desarrollo urbanístico, a pesar de que reconoce que la Torre soporta bien los niveles de visitas que registraba antes de la fecha de redacción del documento. "Sin embargo -corrige el dictamen de los técnicos- varios problemas se están convirtiendo en aparentes". Entre ellos, el Icomos cita el vandalismo y la falta de ventilación en determinados puntos del faro, que los técnicos experimentaron durante su visita al monumento para examinar su estado.

. Amenazas medioambientales. En este punto del informe se hace referencia a los accidentes marítimos que han ocurrido en el entorno de la Torre. Así, el Icomos recuerda el siniestro del Urquiola (1976) y del Mar Egeo (1992), que vertieron toneladas de petróleo sobre las aguas y el litoral de la costa coruñesa. La Unesco, sin embargo, minimiza este riesgo para el monumento basándose en la construcción del puerto exterior y el traslado hasta punta Langosteira del tráfico de buques cargados de mercancías peligrosas o potencialmente contaminantes.

. La prueba de que la Unesco desconocía la urbanización de San Amaro. El análisis de las zonas de protección establecidas alrededor de la Torre -las conocidas como zonas núcleo y de amortiguamiento- arroja la prueba de que la Unesco desconocía la urbanización prevista por el plan general en San Amaro. El Icomos considera en el informe que los límites de estas dos áreas son "adecuados" y no menciona en ningún momento la construcción de los seis edificios, proyectada dentro de la zona de amortiguamiento fijada para el faro romano.

. Personal insuficiente para el centro museográfico y de interpretación. El cometido del comité encargado de analizar la propuesta de la Torre fue examinar también los proyectos que se comprometió a desarrollar el Ayuntamiento en caso de que el monumento fuera distinguido. En el apartado referente a la gestión del faro, el Icomos lanza otra advertencia, en este caso dirigida a la puesta en funcionamiento del centro museográfico y de interpretación: "Los actuales recursos humanos del Consorcio de Turismo no son apropiados para un centro museográfico y de interpretación".

. Necesidad de un plan director pormenorizado. El Icomos advierte también de que el plan director cojea. Es necesario uno "más completo", recomienda en el informe. También sería aconsejable establecer quién es el responsable de su implementación.

Un grupo de vecinos de San Amaro ha denunciado la posible contradicción que el plan general incluye en el desarrollo urbanístico de esta zona. En un punto situado entre el cementerio y la residencia de mayores Torrente Ballester, en las manzanas existentes entre las calles San Amaro y San Pedro, el documento aprobado el pasado 1 de diciembre de manera inicial recoge la construcción de edificios de nueve pisos, más entreplanta y bajocubierta. Es decir, once alturas en total.

Esto no tendría mayor trascendencia, según los vecinos y la formación local Unión Coruñesa, que ayer también denunció este hecho, de no ser porque en una parcela pegada a este polígono -el identificado en los planos como H3.01- se está finalizando actualmente la construcción de un edificio de seis pisos. Pero es que tanto los vecinos como Unión Coruñesa añadieron que en este punto de San Amaro está prevista la aplicación de la polémica normativa de alturas introducida en el plan general por el Ayuntamiento. De acatarse la ordenanza que obliga a calcular el límite de alzado de los edificios a partir del ancho de la calle, los inmuebles en esta zona no podrían sobrepasar las cinco alturas. En lugar de eso, insistieron los vecinos y Unión Coruñesa, el plan general formula un desarrollo en el que se levantarán edificios de once pisos y a su lado otros de seis, con una diferencia entre ellos de cinco alturas.