Insultar a un juez por estar en desacuerdo con sus decisiones sale caro. El acusado de haber enviado una carta de protesta a un magistrado del Juzgado de lo Contencioso número 2 deberá pagar un total de 3.720 euros por haberse permitido dudar de la profesionalidad del juez aludido en el texto de la misiva.

El procesado aceptó esta pena y el fiscal cedió a rebajar la cantidad que solicitaba por el delito, lo que permitió que el litigio se resolviera por conformidad y que no fuera necesario celebrar el juicio.

Los hechos, tal y como expone el propio fiscal en su escrito de acusación, tuvieron su origen en la disconformidad del acusado con la resolución del juez acerca de una demanda que había presentado.

El procesado, según la Fiscalía, había acusado al magistrado de no haberse molestado siquiera en leer el texto del documento que él había presentado.

"Después de más de tres años de interposición de la demanda, tengo la convicción de que ni se dignó a leer el contenido", expuso el acusado por el delito de injurias graves en la carta remitida a la sede del Juzgado de lo Contencioso número 2, ubicada en la calle Capitán Juan Varela, donde trabajaba el juez.

La frase en la que el condenado duda de que el magistrado se haya molestado en leer el texto de su demanda es, a pesar de lo explícito de sus palabras, una de las más suaves que pueden leerse en el correo remitido al juez.

El condenado, según consta en el escrito de acusación previo a la conformidad alcanzada ayer entre ambas partes, acusó al magistrado de perjudicar con su vagancia a personas inocentes.

"No trabajó. Es usted un golfo consumado, cuya golfería perturba la vida ajena", expresó el condenado en la carta, una misiva en la que la palabra "golfo" y sus derivados se repiten en casi una decena de ocasiones.

El escrito elaborado por la Fiscalía acerca de los hechos que motivaron la condena únicamente expone la sentencia que originó el enfado del procesado, pero no especifica cuál es el tema del que trata, algo que sin duda ofrecería más claves acerca de los motivaciones del condenado para insultar al magistrado y para dudar de su profesionalidad.

"Los insultos están en relación a la sentencia dictada por la sección tercera de la sala de lo Contencioso del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, por la que el magistrado decidió desestimar las pretensiones deducidas en el citado recurso", se limita a exponer el fiscal en su escrito de acusación, en el que se incluyen las frases y palabras literales con las que el condenado dudó de la profesionalidad del magistrado con cuya decisión no estaba conforme.

El condenado, a pesar de la cuantiosa multa que deberá pagar, ha salido mejor parado de lo que podía esperarse en un principio, pues la petición inicial del Ministerio Público era la de que el procesado fuera obligado a abonar una mayor cantidad de dinero.

La conformidad también posibilitó que el acusado no tuviera que explicar ante un compañero de profesión de la persona a la que había enviado a los insultos los motivos por los que decidió poner en duda la profesionalidad del magistrado.