-¿Qué le parece el proyecto de relleno y regeneración que ha comenzado en las playas de Orzán y Riazor? El Instituto Universitario de Geología advierte de que la esperanza de vida es de entre cinco y diez años.

-No he participado en el proyecto de la Dirección General de Costas, pero en principio creo que será una actuación positiva, en el sentido de crear un espacio para la ciudad donde los vecinos puedan utilizar la playa.

-¿Es inevitable que el mar se lleve por delante la arena o es un fallo en el sistema empleado?

-Es una playa que la ciudad ha recuperado a finales de los ochenta y noventa y que antes era la parte trasera de la ciudad. El mar quiere recuperar lo que antes tenía. Lo que se trata es de realizar actuaciones que puedan servir para disfrutar de la playa. El último proyecto es del año 1992. Tiene un coste. ¿Que las cosas se pueden mejorar? Naturalmente que sí. Sólo con introducir arena no se ataja la causa que provoca que el oleaje invada el paseo y rompa la barandilla. Cada cuatro o cinco años se produce un suceso grave. La ingeniería de Costas ha actuado de forma positiva, pero la situación actual recomienda dar un paso para que no se vuelva a producir la invasión de la playa en el siguiente invierno.

-¿Entonces usted cree que puede pasar lo mismo este año en Riazor y Orzán?

-El proyecto implica que va a volver a pasar lo mismo. Carreteras, puentes o actuaciones en la costa que duren 3.000 años no son económicas ni viables ni lógicas. La playa está en un equilibrio dinámico que avanza y retrocede.

-Le he escuchado también hablar de que se forman crestas en la orilla de la arena que permiten la entrada del oleaje.

-Claro. Las causas son la concurrencia de un oleaje fuerte, la subida media del nivel del mar, que tiene que ver con la marea astronómica y la marea meteorológica, y la formación de ondas de orilla, ondas transversales donde el agua penetra con más fuerza y se produce la invasión del agua en la balaustrada y en el paseo.

-¿Existen soluciones alternativas para evitar la fuerza del mar en la ensenada?

-Para buscar una solución definitiva o tratar de mejorar la simple acumulación de arena hay que ir a las causas y esto quiere decir que se trata de conseguir que la energía del oleaje no llegue hasta la orilla, tenemos que hacer que rompa en aguas más profundas. Podría realizarse construyendo diques artificiales que servirían para la creación de biología. No es asunto nuevo. El 14 de febrero de 1984 había una propuesta con diques exentos frente a la playa. En este momento no se podrían hacer diques que se vieran, hay que tratar de guardar la unidad de la ensenada. Hablo de llevar la energía más mar adentro, para que desde la playa y el paseo fuese todo igual que ahora.

-¿Las corrientes son más fuertes, de media, en las playas de Orzán y Riazor que en otros puntos de la costa coruñesa?

-En esta ensenada se forman dos tipos de corrientes que están separadas por la coraza de Orzán y Riazor. Giran en sentido contrario a las agujas del reloj en el Orzán y en el mismo sentido en la playa de Riazor. Esto es lo que provoca que el transporte de arena sea de la zona de la Coraza hacia el extremo en las dos playas.

-¿Qué materiales se pueden utilizar en este caso?

-Son diques sumergidos. Cualquier material que no se descomponga se puede utilizar. Incluso sirven los barcos hundidos, donde la biología se concentra. Los que nos dedicamos alguna vez a bucear conocemos hundimientos que son visitados y que incluso hay colas para ver la biología que existen en sus alrededores. Puede ser cualquier material estable y que tenga duración en el tiempo. La idea es buscar una fórmula en la que la biología tenga lugar donde resguardarse.

-¿La creación de arrecifes artificiales es una operación costosa o técnicamente compleja?

-No, pero sí que hay que estudiar de forma adecuada que cumpla su función. Ese arrecife sumergido lo que trata es de evitar la causa, de que llegue el oleaje, de que la ola rompa contra el arrecife y cumplir la condición de que con las mareas que tenemos en Galicia no se vea cuando baja la marea. En la ensenada del Orzán hay problemas en el agua, pero también fuera del agua. Es una fachada a partir del siglo XX, cuando empieza a ser una zona de expansión y lúdica. Hay que tratar de corregir cualquier actuación negativa que se haya hecho para no repetirla en el futuro.

-¿Se puede decir que se han realizado en Riazor y Orzán proyectos en contra de la voluntad de la naturaleza?

-Más que de forma voluntaria, la fábrica de maderas o el matadero, por ejemplo, eran de uso industrial, no son proyectos de ingeniería. Se ha utilizado como lugar de segunda categoría, para colocar actividades que no eran adecuadas en el centro de la ciudad ni en la zona protegida del istmo, donde están el puerto y los jardines de Méndez Núñez. Se han hecho muchas cosas en contra de la playa: se ha extraído arena hasta el siglo XX para construir edificios y para el rellano de los jardines, a finales del XIX, se extrajeron sobre 300.000 metros cúbicos. Más que realizar proyectos sobre ella (sobre las playas) se utilizaba como un lugar que podía aguantar todo.