La calle Orzán ya es peatonal, para lo bueno y para lo malo. Que funcione o no, el tiempo lo dirá, como afirmaba ayer a la puerta de su vivienda uno de los vecinos de la zona. Por el momento, y analizando exclusivamente el tiempo que ha permanecido cerrada a la circulación la calle por las obras de mejora que se ejecutaron durante los últimos meses, los beneficios parecen mayores que los inconvenientes.

Los vecinos reconocen que desde que los coches no pueden circular por una parte del Orzán ha disminuido la práctica de la prostitución. A menos coches, razonan, menos prostitutas en la calle. "Da una mayor calidad de vida", resume un vecino que se trasladó hasta esta zona de la ciudad al poco de casarse, en el año 1988, y ha sido testigo de los cambios que se han producido con el paso del tiempo. O mejor dicho, que no se han producido.

En estas últimas décadas, los vecinos del Orzán, más que de la evolución de la calle, han sido espectadores privilegiados del deterioro en el que se ha visto sumida esta zona. Las pruebas hay que buscarlas en los edificios en estado ruinoso que jalonan la calle recién peatonalizada. La decisión del Ayuntamiento, sin embargo, ha sido recibida como un soplo de aire fresco por parte de vecinos y comerciantes. Algunos ya piensan por ejemplo en la posibilidad de que se instalen nuevos establecimientos y que los locales hosteleros ya existentes coloquen terrazas para atraer más clientes.

Algunos no ocultaban que el deseo de algunos por convertir esta zona en una suerte de Soho londinense en A Coruña comenzaba a palidecer en los últimos años. La ausencia de coches y el nuevo aspecto que presenta la calle es la esperanza que poseen vecinos y comerciantes para que la zona logre un impulso definitivo.

La medida, como es natural, no ha satisfecho a todos. Algunos se quejan de que la asociación de vecinos y un grupo de comerciantes, unilateralmente, decidieran solicitar al Ayuntamiento la peatonalización de la calle. "Hay cosas más urgentes", argumentan señalando hacia las casas que presentan un estado más descuidado. No es la primera vez, recuerdan, que a algún peatón le golpea un cristal o un cascote.

La peatonalización, a pesar de todo, no es definitiva, tal y como apunta también una comerciante a la puerta de su negocio. Aún habría posibilidad de echarse atrás y de volver a permitir que los coches transiten por la zona de nuevo. Gran parte del éxito de la medida, no obstante, dependerá del comportamiento de los conductores. El Ayuntamiento no instalará bolardos ni ningún tipo de dispositivo para evitar la entrada de vehículos por el tramo de la calle recién peatonalizado, confía en el civismo de los conductores. Los vecinos también.

Además de en la calle Orzán, el tráfico quedará restringido en las vías Pastoriza, As Mariñas y la travesía de Cordelería. Esta decisión ha ido acompañada también del anuncio de adjudicación provisional de trabajos por parte de la Junta de Gobierno Local en la Rúa Nueva y las calles Alameda y Arévalo, todas en el barrio de Pescadería. Los trabajos costarán 506.994 euros.