"Pura delincuencia ecológica", "una auténtica chapuza", "un gran socavón", "cemento disfrazado de arena", "una pérdida de dinero". Así definían ayer algunos de los usuarios de la playa de San Amaro, en Adormideras, las tareas de relleno que la Demarcación de Costas, dependiente del Ministerio de Medio Ambiente, ha puesto en marcha con el objetivo de "hacer más ancho el arenal", explicaba uno de los empleados a los vecinos más curiosos.

La playa de San Amaro cambió ayer las toallas de los vecinos por una pala excavadora, los castillos de arena por grandes dunas y los paseos junto a la orilla por idas y venidas de empleados que instaban a los usuarios a abandonar el arenal. El relleno ha provocado diferentes reacciones entre quienes se acercan a la barandilla de San Amaro. Los más optimistas, convencidos de que "simplemente arrastrarán arena del fondo de la orilla para que la marea no se coma la playa", podrían cambiar hoy de opinión cuando vean llegar al barco que, procedente de Ferrol y cargado con caolín de una cantera de Vimianzo, bombeará la arena artificial a través de tubos colocados en el fondo marino.

Los trabajos han obligado a cortar el acceso a la playa durante los quince días que, según uno de los empleados, se tardará en conseguir que la orilla de San Amaro quede a la altura del mirador ubicado sobre la antigua grúa de hormigón. Precisamente desde este mirador, son muchos los pescadores aficionados que día tras día prueban suerte con sus cañas, como uno que ayer criticó la obra por constituir, a su juicio, "delincuencia ecológica".

El pescador apunta que esta zona es "un sitio de mucha cría" y que el caolín "acabará con toda la riqueza marina". Confiesa que, además de la gran cantidad de algas y huevas que atraen a los peces, las rocas que hay bajo el mirador albergan gran cantidad de pulpos.

Además, lamenta que al Ayuntamiento "no le preocupe el gran peligro que correrán los bañistas cuando se encuentren en medio de un gran socavón" y critica que la conciencia ecológica del Gobierno local "se quede en pedir a la gente que recicle en su casa".

Los pocos que ayer al mediodía se atrevieron a pisar la playa cuando parecía que algún rayo de sol vencería la niebla que bajó a primera hora de la tarde, se encontraron con un empleado que les explicó que "mientras las máquinas estén trabajando, no se puede bajar al arenal". Este mismo trabajador señaló que "prácticamente nadie tuvo problemas en irse", aunque también reconoció que "cuando salga el sol será un poco más difícil convencer a la gente".

Aunque los empleados aseguran que el caolín ha pasado "estrictos controles y análisis" para comprobar que "no es contaminante", vecinos de Adormideras y Monte Alto no opinan lo mismo. Temen que se estropee un agua hasta hace dos días cristalina y que el relleno deje escalones en la orilla que sorprendan a pequeños y mayores cuando quieran darse un baño.