-¿Le parecen normales los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística sobre la población coruñesa?

-No, puede haber altibajos en cuanto a la ganancia de población porque desde el último censo, que es de 2001, hay un aumento significativo, pero A Coruña tiene una barrera poblacional que es muy difícil superar. Esto le pasa a todas las ciudades, ya que cuando crecen de una manera grande, tienden a consolidar el centro y la expansión se produce en su cinturón periférico.

-Pero las características de A Coruña impiden que incluso en esa periferia haya un gran crecimiento.

-Sí, pero los municipios del entorno de la ciudad han ganado población de una manera bastante rápida desde los años ochenta, así como en infraestructuras, lo que influye mucho, ya que lo que gana la gente en calidad de vida al residir en A Coruña son sus servicios, de los que se está dotando bastante al área metropolitana, como centros de salud, colegios, guarderías e incluso centros comerciales.

-¿Se están convirtiendo estos ayuntamientos en lo que en su momento fueron los barrios del municipio coruñés?

-Sabemos que A Coruña administrativamente termina en el puente de A Pasaxe y en la refinería, pero ahora tenemos que observarla en conjunto. Acabo de presentar en el Congreso Español de Sociología un trabajo sobre el envejecimiento en Galicia en el que A Coruña se me queda fuera de todos los casos porque no es comparable a ninguna otra zona de la comunidad autónoma, mientras que los ayuntamientos contiguos a la ciudad y los del segundo cinturón como Carral sí que están creciendo en población. Pero A Coruña no encaja en el modelo de las localidades que tienen una economía dinámica y una población elevada, porque está muy envejecida.

-¿Cree que está más envejecida que la de otras ciudades gallegas?

-La única comparación posible sería con Vigo, porque Santiago está estancada en los 100.000 habitantes, mientras que Lugo los ha sobrepasado pero es el único foco de atracción de toda su provincia junto con A Mariña. Pero el resto está muy envejecido, ya que en Galicia estamos hablando de tasas de envejecimiento del 40%, lo que condiciona las políticas municipales al tener que orientar los servicios hacia esa población. Si en A Coruña no hubiese barrios con población joven como Novo Mesoiro, Os Rosales o Vioño, la pérdida de habitantes sería mucho más grande. La gente que se instala en esas zonas procede de otros barrios de la ciudad muy consolidados y que no quieren abandonar la ciudad. Una de las cosas que llamó la atención es el crecimiento en servicios de Novo Mesoiro, que en cuatro o cinco años pasó de no tener nada a disponer de una dinámica propia de barrio.

-¿Cree que el envejecimiento puede causar dificultades al Ayuntamiento a la hora de dotar de servicios a esta población?

-Sí, porque las administraciones tienen que velar por el bienestar de los ciudadanos y si la población mayor incrementa su número, obviamente tiene que haber servicios para estas personas. Es un reto importante para los ayuntamientos, sobre todo en Galicia porque está población aumenta de forma más rápida. Es mucho más fácil en una ciudad porque hay una planificación de servicios, mientras que en el medio rural se une el fenómeno de la exclusión social con la falta de servicios.

-¿Se ha frenado con la crisis la llegada de inmigrantes a A Coruña, donde habían conseguido incrementar levemente la población?

-Sí, pero de todos modos tampoco somos receptores masivos de inmigrantes, aunque dentro de Galicia somos una referencia porque no es una comunidad especialmente receptora. Muchos de los nacimientos que se producen en España son hijos de inmigrantes, que son un aporte necesario porque sostienen el estado de bienestar, bajan la media de edad de la población y aportan mano de obra.

-En su propuesta de plan general Busquets sugiere al Ayuntamiento que diseñe políticas para rejuvenecer la población. ¿Por dónde podrían ir esas actuaciones al margen del abaratamiento de la vivienda?

-La vivienda es primordial porque la mayoría de los jóvenes lo que quieren es una vivienda asequible. ¿Hasta qué punto puede la Administración intervenir en este campo? No sé si es a través de bolsas de alquiler o de algún tipo de incentivo al alquiler de viviendas, pero creo que poco se puede hacer contra el mercado de la vivienda porque los precios no son tasados. Quizás pueden darse ayudas a la rehabilitación y a la compra de viviendas usadas, porque no por construir mucho se van a ocupar las viviendas, porque en la ciudad hay muchísimos pisos vacíos y la población sigue estancada. Yo no creo que 35.000 viviendas más puedan aportar más población porque hay otras tantas vacías y es porque hay una razón para que no estén ocupadas, que puede ser tanto los precios de la vivienda y de los alquileres, que han crecido mucho en los últimos cinco años.

-¿Considera que puede llegar a darse el caso de que viva más gente en el entorno de A Coruña que en la propia ciudad?

-Es posible, pero a un plazo bastante largo. Pero yo abriría la perspectiva y diría que A Coruña es la ciudad y los municipios metropolitanos, que suman una población en torno a los 400.000 habitantes, lo que sería el entorno urbano más grande de Galicia.

-¿Es partidario de que toda esta área se gestione de forma conjunta?

-Es la lógica de la ciudad, que es más que una división administrativa. Lo que no puede ser es que estemos a la espera de que se inaugure Ikea y que tengamos encima la espada de Damocles de que se pueda producir una intensidad de tráfico que paralice una parte de la ciudad. Tendría que haber medidas conjuntas entre los ayuntamientos para ver cómo se solucionan estos problemas.