Los vecinos del barrio de Monte Alto mantendrán una reunión en los próximos días con la empresa constructora del corredor verde de Orillamar, con el equipo de arquitectos que se han encargado de diseñar el proyecto y con técnicos y representantes del Ayuntamiento para llegar a una conclusión sobre dónde se reubicarán los estacionamientos de la zona, que ya se han perdido con el inicio de las obras.

El gran bulevar semipeatonal, el primer experimento del futuro plan general, arrancó hace varios días sin respuestas a las demandas de los vecinos sobre las plazas de estacionamiento.

Aunque, en el estudio de tráfico previo, el Gobierno municipal propuso la construcción de tres aparcamientos subterráneos - con 250 plazas frente a la escuela Pablo Picasso, 368 en la avenida de Navarra y 75 bajo la plaza del Parque-, el presidente de la Asociación de Vecinos Atocha, Monte Alto y Torre de Hércules, José Ucha, señala que el equipo de arquitectos encargado del diseño del proyecto "descarta el de la plaza del Parque por tratarse de un lugar pequeño y contar con la gasolinera".

Ante esta situación, los vecinos exigen respuestas y se cuestionan "cuándo se van a construir los parkings acordados" y "con qué dinero se llevará a cabo la obra"; pues, según entiende Ucha, "el presupuesto para el corredor verde -algo más de 2,1 millones de euros- no incluye los aparcamientos". Por ese motivo, los vecinos tienen la intención de exigir al Gobierno local, durante la reunión, que comprometa financiación "para solventar el problema".

Las obras del corredor verde han obligado a modificar el tráfico rodado en Monte Alto al cortar la circulación en el tramo de Orillamar entre las calles Cabo Ponte Anido y San Pedro. Tanto los vehículos de particulares -excepto quienes se dirigen a los garajes de la zona en obras- como el transporte público estarán obligados, durante al menos dos meses, a realizar un trazado alternativo subiendo por la calle Cabo Ponte Anido y entrando en la avenida de Hércules para girar a la derecha y tomar la calle del Parque hasta llegar, en el caso de las líneas 3, 4, 5, 6, 6A, 7 y 17 de autobús, al cruce de Orillamar con Santo Tomás, donde recuperan su recorrido habitual.

Aunque las alteraciones del tráfico estaban previstas como consecuencia de las obras, los vecinos critican la falta de alternativas a las decenas de plazas de la ORA que han sido eliminadas. De hecho, el Ayuntamiento reconoce que es complejo ejecutar cualquiera de los aparcamientos a corto plazo, pero no propone soluciones que faciliten el estacionamiento a los conductores que, hasta hace unos días, podían aparcar en la calle Orillamar a la altura del cementerio de San Amaro y de los Ingleses ni avanza cuánto tardará en resolver la preocupación vecinal.

El denominado gran bulevar semipeatonal de Orillamar es la primera apuesta por los espacios abiertos del futuro plan general para la ciudad y una clara opción por dar protagonismo a los peatones. De hecho, la intención del Ejecutivo local es la de repetir esta fórmula en otros puntos urbanos, como la calle Pablo Picasso, ubicada en el polígono de Elviña, ya en obras; la carretera de los Fuertes; Gran Canaria o Manuel Azaña.