El centro de A Coruña fue ayer a primera hora de la mañana el escenario de un robo propio de una película, ya que cuatro hombres ataviados con disfraces y armados con pistolas atracaron una joyería de Rúa Nueva y se hicieron con un botín supuestamente elevado compuesto por relojes de alta gama tras intimidar a los cuatro empleados del establecimiento.

La operación se desarrolló en tan sólo unos minutos y de una forma que revela que los delincuentes la habían estudiado con detenimiento, puesto que evitaron que los transeúntes se percataran de lo que sucedía. No pudieron ser identificados por sus víctimas y habían seleccionado con anterioridad las piezas que deseaban llevarse. Los propietarios afirman desconocer el importe de lo sustraído, ya que deben revisar el inventario para efectuar un balance de las pérdidas.

Los hechos sucedieron minutos antes de las 10.00 horas, cuando los trabajadores de la joyería Calvo se disponían a abrir el local, situado en la esquina con la calle Olmos. Tres de los delincuentes entraron en el establecimiento armados con pistolas y un tercero se quedó en el exterior para tapar la puerta de cristal con una esterilla. De este modo, fue imposible que desde la calle se observara que pasaba en la joyería, ya que los expositores de los escaparates ocultan el interior.

Una vez dentro, los atracadores se dirigieron sin dudar hacia las vitrinas en las que se exhibían los relojes de mayor valor y las abrieron mediante unas pequeñas palancas. Los empleados afirmaron que en ningún momento hicieron uso de la violencia y que su único objetivo era hacerse con las piezas cuyo alto coste debían conocer de antemano.

Tras haberse apoderado del botín, los delincuentes abandonaron la joyería y a corta distancia del lugar se deshicieron de los disfraces con el fin de no llamar la atención de los viandantes durante su huida, aunque la policía pudo localizar esta indumentaria durante la inspección que realizó por los alrededores. Se trata del primer atraco que sufre la joyería desde su apertura, hace ahora siete años.

Tras haber sido alertada del robo, una unidad de la policía científica examinó el interior del local con el fin de buscar pruebas que revelen la identidad de los autores, quienes no dudaron en abandonar la esterilla en la misma entrada de la joyería.

La determinación con la que actuaron los autores del atraco cometido ayer en Rúa Nueva sorprendió a los empleados de la joyería, puesto que no perdieron el tiempo tratando de averiguar dónde podían hallarse los objetos de mayor precio o preguntando a los trabajadores por alguna pieza en concreto.

"Sabían lo que iban a robar", explicó una de las dependientas, quien detalló que los tres individuos que entraron en el local se dirigieron de inmediato a unos expositores determinados, en los que se encontraban "relojes de marcas buenas y de bastante valor". Este método indica que los atracadores habrían visitado en los días previos la joyería haciéndose pasar por clientes y que habrían tomado nota de cuáles eran las piezas de mayor interés.

La céntrica ubicación del establecimiento, en un cruce de calles por el que pasan continuamente decenas de personas, no arredró a los delincuentes, que decidieron ocultar sus rostros y su apariencia física mediante el uso de disfraces, lo que dio un toque todavía más cinematográfico al delito.

La celeridad y la planificación con la que actuaron estos atracadores evoca al método empleado por la conocida como Banda de la Pantera Rosa, un grupo internacional de delincuentes que ha alcanzado una sofisticación insospechada, puesto que se compone de numerosas personas que no se conocen entre sí y que se reparten las tareas de preparación y ejecución de los atracos. La banda llega a cronometrar los robos durante su desarrollo para evitar la llegada de la policía y en una ocasión colocó el cartel de "recién pintado" en un banco para que nadie se sentara en el mismo y pudiera ser testigo del atraco que cometió en la joyería situada en las inmediaciones.